Silencios que ocultan
P. Fernando Pascual
23-1-2016
Hay miles de asuntos y temas que merecen atención y no la reciben. Hay miles de hombres y mujeres
que esperan justicia mientras muchos miran a otro lado. Hay verdades que necesitan ser gritadas desde
la azotea pero que nunca van más allá del susurro entre pocas personas.
Vivimos en un mundo lleno de silencios que ocultan, que marginan, que ignoran. Silencios ante el
aborto, que para muchas sociedades es visto ya como algo rutinario. Silencios ante la usura, que
destruye familias enteras. Silencios ante la avaricia, que encadena corazones a las riquezas. Silencios
ante el pecado.
Esos silencios pueden producirse también entre quienes creemos ser católicos. Porque muchas veces
preferimos hablar de temas superficiales y fáciles, mientras dejamos de hablar sobre Cristo, la Iglesia,
el cielo, el infierno, el purgatorio, el pecado, los sacramentos, la gracia, el perdón, la caridad.
Frente a tantos silencios que ocultan, resulta un consuelo encontrar obispos y sacerdotes, religiosos y
laicos, hombres y mujeres, que en sus palabras, sus escritos, sus gestos, ponen sobre el candelabro un
mensaje maravilloso: Dios es un Padre bueno, su Hijo nació de la Virgen María, y Él es el verdadero
Salvador del mundo.
Ante tantos silencios que ocultan, ante tanta tibieza y apatía respecto de los temas más importantes,
necesitamos voces que griten, corazones dispuestos a ser sal y luz de sus hermanos (cf. Mt 5,13-15;
10,27). Solo entonces el mundo despertará de letargos que envenenan y estará listo para acoger un
mensaje maravilloso: Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre (cf. Flp 2,11).