Los buenos modales con Dios
(o urbanidad de la piedad)
En la vida social hay unas formas, unas "reglas" de buena educación y hasta un
protocolo. Una persona se muestra a sí misma, también a través de ellas. En la
religión también hay unos modos de relacionarnos con Dios, mostrarle nuestra fe,
nuestra reverencia y nuestro amor. Se la podría llamar la urbanidad de la
piedad.
Hay una distancia infinita entre Dios y el hombre: el amor y la confianza que
proceden de la filiación divina no conllevan una falta de respeto o igualdad de
situación delante de nuestro Creador. Es por esto que debemos cuidad las posturas
y los gestos. La Iglesia es el cielo en la tierra. Por eso hay que estar muy
conscientes de que al entrar a la Iglesia entramos a un lugar santo. Las
conversaciones profanas no deben entrar a la iglesia, y menos el uso del celular.
Sólo se permite rezar, orar.
Todo pretende ser expresión de respeto y amor a Dios. Por eso hemos de cuidar
una serie de detalles como:
· Vestirse dignamente y con cierta elegancia para visitar a Dios. Evitar los escotes
y los vestidos provocativos.
· El agua bendita nos recuerda nuestro bautismo y borra los pecados veniales, se
suele usar al entrar en la iglesia.
· Dios nos habla, pero no por celular. Apágalo.
· Guardar silencio en el recinto sagrado para facilitar el recogimiento y ayudar a
que los demás puedan hablar con Dios. El silencio es ya una forma de culto ante la
Eucaristía.
· Guardar la hora de ayuno si se va a comulgar. La fila para comulgar no es una
cola, es una procesión hacia Jesús. Vamos preparándonos a recibir al Señor.
Supone recogimiento interior (concentrados, sin la curiosidad de mirar para todos
lados, darse vuelta, etc.). No llevar las manos en los bolsillos.
· No cruzar las piernas; no es elegante hacerlo dentro del recinto sagrado. En las
ceremonias litúrgicas es necesario saber cuando sentarse, pararse, arrodillarse.
· No comer, ni mascar chicle..., jugar, muecas, bromas, molestar a otras (tirar
del pelo...).
· Evitar distracciones. Como la curiosidad de mirar quién entra o sale, o quien
estornudó... Tampoco se debe cruzar la pierna dentro de la iglesia.
· Persignarse con devoción, sabiendo que se hace la señal de la Cruz.
· Que la genuflexión ante el sagrario sea un acto de fe. La rodilla derecha toca el
suelo, con el cuerpo erguido, mirando hacia el sagrario.
· La inclinación de cabeza son señal de respeto y veneración. Se hace ante el
altar (que representa a Cristo) y ante imágenes.
· Cuidar la forma de sentarse. Derechos, sin "acostarse" en los bancos. Sin
apoyar los pies en los reclinatorios (se arruinan, los zapatos llenan de polvo los
reclinatorios que después manchan las rodillas de los pantalones).
· Enseñar a los niños a comportarse; a no correr sino caminar despacio dentro de
la iglesia.
Amar a Dios con todo nuestro ser y nuestra vida. Obviamente incluye nuestros
gestos. El amor se nota. Y si no se nota... es que es demasiado débil.
El amor tiene una línea de mínima que es el respeto y la veneración. No puedo
amar lo que no respeto. Tampoco lo que no venero.
Así como el cumplimiento de los modales y normas de buena educación muestran la
"calidad humana" de una persona. La urbanidad de la piedad muestra nuestra fe,
esperanza y amor. Es respeto y elegancia, aplicado a las cosas de Dios.
R. Reynaud