Voz del Papa
En el Año de la Misericordia
José Martínez Colín
1) Para saber
Con motivo de este Año de la Misericordia el Papa Francisco
explicó que hay dos caminos que el hombre puede tomar: uno es el
de la esperanza y el otro es el de la “propia esclavitud y rigidez” que
hace que la persona no sepa nada del perdón de Dios.
En este Año de la Misericordia el Santo Padre quiere que en
cada uno nazca o se renueve la esperanza en la misericordia de
Dios; que seamos conscientes de que Dios es nuestro Padre, de que
nos perdona siempre y todo.
Que no tomemos el segundo camino, el de aquellos que se
refugian en su propia esclavitud, en su propia rigidez, y no saben
nada de la misericordia de Dios. Es el caso de los fariseos y escribas
en el tiempo de Jesús, que aunque habían estudiado, su ciencia no
los salvaba y se cerraban a la salvación traída por Jesús. Que no
seamos nuevos fariseos.
2) Para pensar
Para explicar la misericordia de Dios en la que debemos
esperar, el Papa la comparó al amor de los padres por su hijo,
especialmente si lo ven desvalido: Dios se ha enamorado de nuestra
pequeñez y su misericordia es como la caricia del papá o la mamá
que cuando estamos asustados nos dice “no tengas miedo de nada,
ni de tus pecados, yo estoy aquí para perdonarte”.
El amor del Señor es un amor tierno, un amor como el del
papá o la mamá cuando habla con el niño que se despierta de
noche asustado por un sueño y lo tranquiliza diciéndole: “Yo te
tomo la mano derecha, quédate tranquilo, no temas”. Esta es la
misericordia de Dios, afirmó Francisco.
3) Para vivir
El Papa explicó en su reflexión que “la esperanza es esta
virtud cristiana que nos hace ver lejos, más allá de los problemas,
los dolores, las dificultades, más allá de nuestros pecados que nos
hace ver la belleza de Dios… Cuando yo me encuentro con una
persona que tiene esta virtud de la esperanza y se encuentra en un
momento feo de su vida –ya sea una enfermedad, una
preocupación por un hijo o una hija, o por alguien de la familia, que
padece algo– pero que tiene esta virtud, en medio del dolor, tiene el
ojo penetrante, tiene la libertad de ver más allá. Y ésta es la
esperanza: Dios quiere mujeres y hombres de esperanza, incluso en
medio de los problemas. La esperanza abre horizontes, es libre, no
es esclava, siempre encuentra un lugar para resolver una situación”,
prosiguió.
“Nosotros que estamos tan nerviosos, cuando una cosa no va
bien, nos agitamos, estamos impacientes… En cambio Él nos trae la
paz y tranquilidad, nos dice ‘No temas, Yo te perdono’. Nos pide
sólo nuestras miserias, nuestras pequeñeces, nuestros pecados,
para abrazarnos, para acariciarnos. El Señor quiere tomar sobre sí
nuestras debilidades, nuestros pecados, nuestros cansancios:
‘Vengan a mí, todos ustedes que están fatigados, agobiados, y yo
les daré descanso. Yo soy el Señor tu Dios, que te tengo por la
derecha, no temas pequeño, no temas. Yo te daré fuerza. Dame
todo y yo te perdonaré, te daré paz’, señaló el Papa.
El Papa terminó su reflexión pidiéndole a Dios que su
misericordia nos haga un poco más misericordiosos con los demás”.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)
( articulosdog@gmail.com )