COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO
LA DUDA ES POÉTICAMENTE VISIBLE
Es hora de conciliar y reconciliarse,
de decir y desdecirse, de andar y desandar,
de no ser y ser, de no endiosarse,
de crear y recrearse, de vivir y desvivirse,
y todo Señor porque creo en vos, Padre.
Podré tener la duda de que no hay camino,
de que la luna es una invención de la mirada,
o de que el sol nos reinventa cada día,
de que la verdad pueda ser mentira,
pero no dudes Señor que creo en ti, Hijo.
El temor cohabita en nosotros como el aire,
hay días en que todo es incredulidad,
mientras otras noches la fe nos reguarda,
y nos sentimos amados como si la luz
fuese nuestro maestro interior, el Espíritu.
El Espíritu nos hace recordar quién soy,
mientras recordamos, vivimos y somos,
y por el Hijo comprendemos al Padre
que es la memoria viviente de la Creación.
Quizás existamos porque Él nos imagina.
Todo parece un sueño o un ensueño
del ojo del alma, que ora en nosotros
para despertarnos en un diálogo fraterno.
Llenos de amor, el corazón se desborda,
la vida vuelve al verso, la duda a la certeza.
Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
26 de septiembre de 2015