La madurez
P. Adolfo Güémez, L.C.
La madurez es la coherencia de vida entre lo que se es y lo que se profesa.
Una persona madura es la que actúa de acuerdo a la etapa de vida que está
viviendo.
Por tanto, un niño que no se interesa en juegos de niño, no se le puede llamar
“maduro” nada más por este hecho. Así como un adulto que no es fiel a sus
compromisos con toda razón puede ser tildado de inmaduro.
Es importante reconocer que la madurez no es algo que se alcance de una vez
por todas en la vida, sino una conquista de todos los días.
La persona madura sabrá vivir serenamente lo que le toque vivir; ejercerá una
sana independencia, de acuerdo al momento y situación que le corresponda;
tendrá metas desafiantes, pero alcanzables; poseerá la flexibilidad para
adaptarse a las diversas circunstancias; sabrá diferenciar lo importante de lo
menudo, evitando hacer dramas por nimiedades.
Hay cuatro áreas que una persona madura deberá de tener bien trabajadas:
1.ª Madurez intelectual.
La persona madura a nivel intelectual habrá formado a lo largo de su vida una
serie de convicciones y opiniones propias, sustentadas no en sus caprichos,
sino en razones conocidas, experimentadas y probadas.
A la vez, se mantendrá abierta a las opiniones de los demás. Sabrá buscar
consejo y orientación ante los problemas de la vida. Pero, finalmente, será
consciente de que la responsabilidad de tomar una decisión personal recae
únicamente en ella.
2.ª Madurez emocional:
Alguien emocionalmente maduro no ignorará sus emociones, pero tampoco se
dejará controlar exclusivamente por ellas. Sabrá expresarlas a quien tenga que
hacerlo, en el momento adecuado y de la manera correcta.
Esto no significa que será fría en la expresión de las mismas, ¡todo lo
contrario! Pero no dejará que ellas tomen las riendas de su vida.
Una persona madura, igualmente, puede recibir de otros alguna crítica,
agresión o maltrato, sin que esto le lleve a la depresión. Sabrá colocar cada
cosa donde corresponda.
Superará sus miedos y temores, y si alguna vez necesita ayuda para lograrlo,
no dudará en pedirla a quien le pueda asistir.
3.ª Madurez social:
Las verdaderas amistades de una persona madura serán siempre significativas.
No se hará la ilusión de tener amigos por todas partes, porque sabe que eso no
es posible. Sin embargo, con todos será amable, les dará su lugar y sabrá
congeniar y divertirse en cualquier parte.
La persona emocionalmente madura se adapta a las circunstancias, sin por ello
perder sus propias convicciones. Respeta a la autoridad, pero no depende
exclusivamente de ésta para desarrollarse.
4.ª Madurez moral:
Sus convicciones en el campo moral también son sólidas. Porque ya no
dependen del ambiente o de la propia educación, sino de la búsqueda que ella
misma ha realizado.
No actúa por conveniencia, sino porque sabe qué es lo que debe ser. Por ello
será fiel a sus compromisos. Tiene ideales claros, y hace todo para
conquistarlos. Jamás dejará de alimentarlos e ilustrarlos con lecturas y
conversaciones inteligentes.
Su moral será altruista, buscando el bien común, no egocéntrica. Pues sabe
que en la soledad no se puede vivir. Siempre estará atenta a ayudar a aquellos
que lo necesiten, porque ella misma es consciente de que todos necesitamos
de todos.
www.padreadolfo.com