BIBLIA
Ya lo dice su nombre en cuanto su ser un conjunto de más de 70 libros.
La biblia no es un libro sino un conjunto de ellos.
En ellos nos encontramos con la experiencia religiosa del pueblo de Israel y
del pueblo cristiano.
Allí no nos encontramos con relatos de historia sino con la manifestación de
Dios a su pueblo.
Por ello es que nos encontramos con la progresiva revelación de Dios.
Están escritos, dichos libros, por hombres inspirados por Dios para hacernos
conocer la voluntad de Dios desde la historia de los hombres de su pueblo.
Allí no podemos encontrar el cómo sucedieron los hechos sino el cómo los
fue viviendo el pueblo de Dios desde su experiencia.
Los autores sagrados se nutren de relatos religiosos contemporáneos y de
géneros literarios para hacernos adentrar en el proyecto de Dios.
Es un conjunto de libros que, por hacer referencia a la manifestación de
Dios, conservan la totalidad de su vigencia.
Son libros que debemos leer no para saber lo que dicen sino para dejarnos
cuestionar por ellos desde un: “¿Qué me dicen?”
No son libros para saber de memoria sino para hacer vida.
En oportunidades podemos, ante la lectura de algún texto bíblico, llenarnos
de desconcierto puesto que se nos hace difícil su contenido.
Jamás podemos olvidar que fueron escritos por “hombres de un tiempo para
gente de su tiempo”.
En oportunidades debemos, para entender el texto, ubicarnos en la realidad
del contexto en el que fue redactado dicho texto.
Ello no es lo que se nos pide a nosotros que carecemos de tanta cultura
bíblica.
A nosotros lo que se nos pide es que tengamos la capacidad de saber leer
para escucha lo que Dios tiene para decirnos desde cada texto al que nos
asomemos.
Siempre, los textos bíblicos, poseen una verdad que se nos manifiesta.
Necesitamos saber animarnos a buscar esa verdad que Dios tiene para
decirnos.
Sin duda son verdades que hacen a nuestra relación con Dios, con los
demás y con nuestro entorno.
Las verdades de la biblia nos ayudan a vivir de mejor manera nuestra
condición de hijos de Dios y a descubrir nuestra tarea en cuanto personas.
Leer la biblia no es una tarea propia de especialistas o de cultos iniciados.
Todos podemos leerla ya que, siempre, desde ella, Dios posee algo para
decirnos.
No es un texto exclusivo para técnicos sino para seres ávidos de dejarse
interpelar por Dios.
En ocasiones con palabras muy sencillas, en oportunidades mediante giros
plenos de poesía, algunas veces desde hechos complejos, pero siempre será
Él diciéndonos algo.
Sin duda lo que nos dice son palabras vivas y para nuestra vida.
Sin duda que lo que nos dice lo podemos y debemos entender desde la
realidad de su Palabra hecha persona.
Desde allí nos encontramos con Dios y con nuestros hermanos.
Desde allí nos encontramos que ser cristiano es vivir un compromiso con los
demás.
Desde allí nos encontramos con la necesidad de descubrir a Dios mirando a
los ojos de los demás.
La Palabra de Dios que nos acerca los libros bíblicos siempre está viva y,
por ello, completa de tareas para nosotros.
La Biblia nos acerca a Dios en su cercanía y amor para nuestro hoy y desde
nuestra realidad.
Por ello es que son libros para leer desde el:”¿ qué me dice?”
Padre Martín Ponce de León S.D.B