Una encíclica sobre el respeto a la creación
P. Fernando Pascual
20-6-2015
La segunda encíclica del Papa Francisco tiene como título “Laudato si'“, en recuerdo del Cántico
de las creaturas de san Francisco de Asís. Trata sobre el cuidado de nuestra “casa común”, en
medio de los graves problemas ambientales del tiempo presente. Está dirigida a todos los
hombres, no sólo a los creyentes (n. 3).
En la introducción el Papa Francisco indica el argumento de la encíclica y recuerda cómo los
últimos papas han hablado sobre temas ambientales, especialmente ante la degradación de la
naturaleza que muchos no alcanzan a comprender en toda su gravedad y urgencia (nn. 3-6).
¿Y qué pretende el Papa con este texto? Ante el “desafío urgente de proteger nuestra casa
común” muestra “la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un
desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar” (n. 13).
Todo ello se enmarca en una confianza sincera en Dios y en el esfuerzo del hombre: “El Creador
no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos
creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”
(n. 13).
El documento está dividido en 6 capítulos, que son presentados de modo sintético en el número
15. De ese número entresaco varios textos que aparecen entre comillas como resumen para cada
capítulo:
* El capítulo primero se titula “Lo que le está pasando a nuestra casa”, y ofrece “un breve
recorrido por distintos aspectos de la actual crisis ecológica, con el fin de asumir los mejores
frutos de la investigación científica actualmente disponible, dejarnos interpelar por ella en
profundidad y dar una base concreta al itinerario ético y espiritual como se indica a
continuación”.
* El capítulo segundo, “El Evangelio de la creación”, tiene en cuenta lo dicho en el capítulo
anterior y presenta “algunas razones que se desprenden de la tradición judío-cristiana, a fin de
procurar una mayor coherencia en nuestro compromiso con el ambiente”.
* El capítulo tercero, titulado “Raíz humana de la crisis ecológica”, pretende “llegar a las raíces
de la actual situación, de manera que no miremos sólo los síntomas sino también las causas más
profundas”. De modo especial, denuncia los abusos del paradigma tecnocrático y la crisis
provocada por el antropocentrismo moderno y por el relativismo.
* El capítulo cuarto, con el sugestivo título “Una ecología integral”, elabora una propuesta
ecológica “que, entre sus distintas dimensiones, incorpore el lugar peculiar del ser humano en
este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea”.
* En el capítulo quinto, “Algunas líneas de orientación y acción”, el Papa expresa su deseo de
“avanzar en algunas líneas amplias de diálogo y de acción que involucren tanto a cada uno de
nosotros como a la política internacional”.
* El capítulo sexto y último, “Educación y espiritualidad ecológica”, propone “algunas líneas de
maduración humana inspiradas en el tesoro de la experiencia espiritual cristiana”.
La encíclica “sobre el cuidado de la casa común” termina con dos oraciones, una que pueda
servir a quienes creen en Dios, y otra para los que compartimos la misma fe cristiana.
Tenemos ante nosotros un documento amplio, enmarcado en lo que conocemos como magisterio
social de la Iglesia (n. 15). Es, de un modo particular, una invitación a pensar en temas
importantes no sólo para quienes caminamos sobre un mismo suelo y bajo un mismo cielo, sino
también para quienes nacerán en el futuro que Dios ofrezca a la humanidad, en la espera de la
llegada del cielo nuevo y la tierra nueva (cf. Ap 21,1) que el Padre ha preparado para los
redimidos por la Sangre del Cordero.