SUEÑOS HELADOS
Hoy puedo hablar del tema con total naturalidad.
Sin duda que he pasado por muy diversos momentos.
Sin duda que he pasado por muy diversas situaciones.
Lo cierto, lo real, es que hoy puedo hablar con naturalidad del tema.
Aquí no es cuestión de buscar culpables o responsables.
Asumo completamente mi responsabilidad en todo lo que he vivido.
No lo busqué pero siempre he sido responsable de lo que he realizado.
Nadie me obligó, nadie me presionó a hacer lo que he hecho.
Soy una persona adulta y como tal debo asumir la responsabilidad de mis
equivocaciones.
Como, también, hoy puedo asumir la responsabilidad de los logros
obtenidos.
Cuando comencé a consumir “pasta” lo hice con la seguridad de que podía
dejarla cuando quisiera.
La consumía con la certeza de que dominaba mi consumo y, sin darme
cuenta, me iba dejando dominar por ella.
Faltaba algo en casa y yo era el responsable.
Me daba cuenta que todas las miradas me acusaban y señalaban.
De algo fui responsable pero no de todo lo que desaparecía.
Esto me llevó a discusiones en mi casa.
Poco a poco me iba reuniendo con, quienes como yo, gente que eran
“pasteros”.
Me fui alejando de mi familia y quedándome solo.
Volvía a casa cuando me sentía muy carente de afecto, descanso, limpieza y
cosas elementales a cualquier persona.
Allí volvía a tener choques por muy diversos motivos.
Por estar en la droga, por las juntas con las que me ven, por no hacer nada
para cambiar mi vida y por estarme destruyendo.
Toda aquella cantinela que me resultaba intolerable.
Decía defensas y argumentaba promesas que ni yo mismo creía.
Terminé expulsado de mi casa.
Allí comenz￳ un tiempo de deterioro personal porque……
Como no tenía un lugar para estar mi vida transcurría en la calle.
La noche solía pasarla donde pudiese.
En oportunidades en alguna casa de alguno, en oportunidades en alguna
casa abandonada.
En esa vivencia de peregrino no tenía nada más que lo puesto y no tenía
muchas oportunidades de un baño.
Una noche la luz de una linterna me despertó. Era la policía y me hicieron
abandonar esa casa donde me había metido.
Logré encontrar los restos de otra casa abandonada y allí me metía por las
noches hasta que la policía volvió a echarme.
No podía arriesgarme en una nueva invasión a alguna otra casa.
Debía encontrar una solución a mi problema.
En el fondo de mi casa había una heladera rota.
Allí me metí y pasaba mis noches todo encogido pero……
Tenía techo, paredes y puerta.
Fue allí donde comencé a madurar la necesidad de cambiar.
En esas noches de sueños dentro de la heladera fui asumiendo una
convicción.
Hoy puede decir que hace mucho no consumo “pasta”
Dentro de la heladera me encontraron una noche de tormenta cuando
fueron a guardar allí cosas para que no se mojaran.
Aquellos sue￱os “helados” hasta hoy los voy logrando y mi vida ha
cambiado
Gracias a aquellos sue￱os “helados” hoy vuelvo a vivir y disfrutar.
Padre Martín Ponce de León SDB