UN GRITO Y UN COMPROMISO
Puede la Iglesia presentarla como una devoción.
Hacer tal cosa nos suena a una advocación que se queda entre las paredes
de un templo.
Nada más lejos de una historia que la hace compromiso de vida.
Siempre que podemos mirar a María debemos verla unida a su hijo.
Su real dimensión hunde sus raíces en su fidelidad y en su maternidad.
Dos realidades que dicen de una postura de vida.
Será la batalla de Lepanto la que le dará a ella una cercanía, para con los
cristianos, muy propia de una madre.
Será dicha batalla la que dará a María un profundo contenido
latinoamericano.
Entre nubes de polvo y pólvora se escucha el clamor propio de una época
donde a Dios se le involucraba en las instancias bélicas.
“María Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros”
Las miradas se dirigen hacia aquellos pendones donde se encontraba la
imagen de la Virgen de Guadalupe.
Los corazones se llenan de coraje.
Las piernas y las manos se lanzan a la lucha.
Es ese grito que continúa resonando para animarnos a los muchos
combates del día a día.
Combates que no tienen fogonazos de pólvora sino convicciones y
testimonio.
Combates que no hacen daño sino que muestran que es posible la dignidad
del ser humano.
Combates que requieren coherencia y alegría.
Combates que hacen a la necesidad de colmar de Jesús a nuestra iglesia
latinoamericana.
No es un grito para el encerrarnos en algún templo o para detenernos
mirando hacia arriba con los brazos cruzados.
Es un grito para la tarea y la lucha.
Allí está ella mostrándonos que es posible y enseñándonos un estilo de vida.
Disponibilidad, escucha, cercanía, humildad y sencillez son algunas de esas
notas que nos muestra con nitidez.
Nada de lo de ella se nos presenta como lejano a nuestra condición de
persona que se realiza en su relación con Dios y con los demás.
Lo de María es acción donde lo cotidiano se convierte en tiempo para gestar
a Jesús para todos.
Lo de María es actividad donde lo cotidiano se hace instancia que permite
crecer a Jesús para los demás.
Por ello es que ese “Auxilio de los cristianos” es el compromiso de una
forma de vivir la relación con Jesús.
Es la fuerza para transformar lo cotidiano en testimonio.
Es el coraje de vivir lo diario como un encuentro con Jesús.
Es el desafío de hacer que nuestro próximo siempre se sepa alguien tratado
como tal porque Jesús está en él.
Si estamos, como ella, atentos a la realidad, siempre estaremos
descubriendo la necesidad de comprometernos con un estilo de vida
coherente.
Si estamos, como ella, disponible a lo que Dios nos pide estaremos
involucrándonos con una tarea que modifique nuestro hoy.
Por ello celebrarla es proclamar aquel lejano grito para, empuñando la
buena noticia de Jesús, salgamos a testimoniar nuestro intento de ser
coherente para con Él.
Es solicitar una ayuda a una amiga que jamás nos defrauda ni está lejos de
nosotros.
Padre Martín Ponce de León