Voz del Papa
Un Año Santo (II)
José Martínez Colín
1) Para saber
La Bula con que el Papa Francisco convocó a un Año Santo
lleva por título “El rostro de la Misericordia” (“Misericordiae Vultus”).
Sucede que los títulos de los documentos que emite la Iglesia
reciben el título según las primeras palabras con que comienza el
escrito. Esta Bula comienza así: “Jesucristo es el rostro de la
misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece
encontrar su síntesis en esta palabra.”
Así pues, es revelador que al tratar sobre la misericordia de
Dios, el Papa nos dirija la vista hacia Jesucristo.
Si queremos seguir las palabras de Jesús: “Sed
misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso” (Lc 6,36).
Cabría preguntarse cómo es esa misericordia divina, para poderla
imitar. Por eso el Papa Francisco nos invita a descubrirla al
contemplar a Jesús para aprender de él a ser misericordiosos como
Dios Padre. La misericordia la encontramos hecha vida humana en
Jesucristo.
2) Para pensar
Se cuenta de un emperador alemán del siglo XV llamado
Segismundo que era un hombre magnánimo, sobre todo con los
enemigos, pues no solo respetaba sus vidas y posesiones, sino que
además los trataba con dignidad.
Este emperador tenía como vecino a los húngaros. Y un
personaje de este lugar era todo lo contrario, pues solía exterminar
al enemigo por sistema, sin que quedara alguno con vida. Por ello le
interesó hablar con emperador para saber sus razones de proceder
con esa magnanimidad.
Cuando se encontraron el emperador le habló así: “Tal vez
tengas razón y sea prudente destruir al enemigo por aquello que se
dice: ‘enemigo muerto no vuelve a herir’. Pero yo prefiero seguir
otro camino: quien trata al enemigo con benevolencia convierte al
enemigo en amigo”.
Si recordamos la vida de Jesucristo nos encontramos la
benevolencia con que trataba a los pecadores: su proceder era
mostrar misericordia perdonándoles sus pecados.
3) Para vivir
En la homilía de hace pocos días, el Papa reflexionó sobre el
ejemplo de Jesús al lavarles los pies a los Apóstoles. Y planteaba
que todo cristiano tiene la alternativa en su vida: servir o servirse de
sus hermanos.
De este modo, el Papa ha recordado que la identidad cristiana
es el servicio, no el egoísmo. Aunque seamos egoístas, es una
costumbre de la cual debemos separarnos, pedir perdón y que el
Señor nos convierta: “Somos llamados al servicio. Ser cristianos no
es una conducta social, no es maquillarse un poco el alma, para que
sea más bonita”.
El Pontífice ha planteado esta pregunta: “En mi corazón,
¿hago que me sirvan los otros, o me sirvo de los otros, de la
comunidad, de la parroquia, de mi familia, de mis amigos?” Hemos
de cuidar nunca servirnos de los demás, sino al contrario, servirles.
Pero, ¿qué es la misericordia? El Papa Francisco responde: es
la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona
cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el
camino de la vida. Es un programa de vida tan comprometedor
como rico de alegría y de paz.
Con su palabra, con sus gestos y con toda su persona Jesús
de Nazaret revela la misericordia de Dios. Por ello importa conocerlo
cada vez mejor, por ejemplo con la lectura del Evangelio y con el
trato en la Eucaristía, en la oración.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)
( articulosdog@gmail.com )