ALGO MÁS QUE PALABRAS
HEMOS DE MOTIVARNOS PARA LA CREATIVIDAD
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Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
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Es bueno alentar la innovación y la creatividad. Todo se aprende. El que no sueña, no vive. El
que no busca, no halla. El que no ama, tampoco puede desprenderse de sí. Naturalmente, la creación
intelectual es la más misteriosa búsqueda que el ser humano puede cultivar solitariamente. En efecto, cada
individuo está hecho para explorar y reencontrarse, para la escucha y la ayuda mutua, para sorprender y
dejarse entusiasmar. Hemos de reconocer, pues, más allá de su día mundial (26 abril), el valor de esa
propiedad intelectual como algo más que una cuestión monetaria, en la medida en que contribuye al
florecimiento de las artes y las ciencias. No podemos negar que la invención de unos y de otros, su
aplicación global, sin duda ha modificado nuestra perspectiva del mundo. Tal es el poder de esa
invención, que hoy nos comunicamos inmediatamente, tanto física como intelectualmente, social y
culturalmente, de manera que jamás podíamos imaginamos.
Es un hecho, por otra parte, que a veces, esta iniciativa innovadora puede llegar a ser, en lugar de
aliada, adversaria del ser humano. De ahí la necesidad de no exaltar a las máquinas, sino al creador de esa
mecanización, para que sirva de estimulo a las nuevas generaciones. Todo es saludable, pero sin reducir al
ciudadano a un mero objeto de deseo, reduciéndolo en ocasiones a ser esclavo de su propios artilugios.
Por consiguiente, hemos de decir sí a la creatividad, pero con responsabilidad. Estos frutos del cerebro no
pueden dominarnos a su antojo, hasta volvernos dependientes de ellos totalmente. Una sociedad
irresponsable quizás no merezca cohabitar, pero es que un ciudadano imprudente no debiera existir. En
consecuencia, pienso, que hemos de activar al verdadero indagador que todos llevamos consigo. Al fin y
al cabo, es lo que nos hace crecer como personas, siendo los principales responsables de cuanto acontece
a nuestro alrededor.
Los nuevos tiempos han empezado desgraciadamente por avivar el conflicto entre civilizaciones.
Hemos de ser más respetuosos. Sin duda, las personas creativas saben mirar más allá de esta mundanidad
que nos acorrala. Precisamente, el respeto de la conciencia de cada individuo es la señal de
reconocimiento de la dignidad. Por desdicha, esta tendencia de la sociedad actual a encerrarse en sí
misma, a vivir alocadamente, se debe contrarrestar con la disponibilidad de las personas creativas, sobre
todo a la hora de proyectar un bienestar más íntegro y verdadero. El dinero por sí solo no forja avance
alguno; para generarlo, se requiere de vidas que tengan la valentía de tomar la iniciativa. Tomar la
decisión significa, no sólo innovar, también es preciso establecer relaciones entre los individuos, sumar
fuerzas, invertir en asistencias mediante una cultura del encuentro. Por eso, hay que decir, ¡no a los
enfrentamientos culturales!. El discernimiento es creativo, no es ciego, menos aún improvisado, y ha de
realizarse sobre la base de criterios éticos.
Ahora bien, la palabra creatividad no pertenece únicamente al vocabulario de los insignes, es una
voz fundamental del espíritu humano. Sólo hay que cultivarlo. No tengamos miedo a hacerlo. La
sagacidad es lo único realmente valioso. Todo lo descubrimos por la intuición. Penetrando la realidad
interpretamos tantos misterios escondidos como almas habitan sobre la tierra. Eso sí, hace falta ponerse
en situación, tener ganas de hacerlo y, luego, poseer el ingenio suficiente para no naufragar en la
mezquindad. Verdaderamente, resulta miserable observar la falta de ideas o conceptos ante epidemias,
como puede ser la lucha antiterrorista, que podían preverse y solventarse, con motivaciones armónicas de
estricto respeto a los derechos humanos.
También para redefinir el progreso necesitamos espíritu creativos, puesto que no son solamente
los líderes quienes han de trazar las líneas, sino cada persona, cada ciudadano a través de sus actos,
aunque sea con una contribución pequeña, ha de usar el sentido común para encauzar el futuro. Puede que
la recuperación de la economía global del planeta continúe siendo lenta, pero lo importante no es el ritmo,
sino que lo sea fuerte, equilibrada y sustentable. Estoy convencido, que esta naciente época, exige
producir una forma de pensar nueva, o lo que es lo mismo, de desarrollar modernas ideas y conceptos,
capaces de apasionarnos reflexivamente y de unirnos como verdadera familia.
Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
22 de abril de 2015.-