ALGO MÁS QUE PALABRAS
EL LOGRO DE UN MUNDO MÁS EQUITATIVO
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Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
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Me parece una buena noticia que la Comunidad Internacional continúe examinando su Agenda
para el Desarrollo después de 2015 y que, en relación a ello, profundice en la mejor manera de integrar la
prevención del delito y la justicia penal, máxime cuando vivimos en un mundo cada vez más inseguro,
más desigual e injusto. En ocasiones, es tan fuerte la tensión que se respira en el ambiente, que resulta
complicado hasta reencontrarse armónicamente uno consigo mismo. Hoy más que nunca nos hace falta
trabajar para que haya condiciones de vida dignas para todos. Por desgracia, multitud de seres humanos
se encuentran acorralados por todo tipo de miserias humanas. Son muchos los que no tienen asegurado ni
su propia subsistencia. Cuando se trabaja con la cultura de la exclusión, en lugar de propiciar un cultivo
de acogida, todo se torna ilícito. Por otra parte, el estado de derecho y la justicia suelen brillar por su
ausencia, lo que suele propiciar un incremento en la delincuencia organizada, cuestión que impide hasta
poder desarrollarnos humanamente.
Trabajar juntos por un mundo más equitativo exige la ayuda recíproca entre los países. De igual
modo, el creciente fenómeno de la movilidad humana nos reclama otras actitudes más fraternas. Por esto,
la primera y más importante labor se realiza desde cada ser humano. Desde luego, tenemos que fijar unos
comportamientos de mayor compromiso, que favorezca la autonomía de la persona, frente a otros
modelos que anulan al individuo, ignorando hasta su propia autoestima. Por tanto, es hora de que la
ciudadanía se apiñe, se deje adoctrinar menos, de manera que nadie se considere extraño o indiferente a
la suerte de otro miembro de la familia humana. Indudablemente, tenemos que activar muchas más
relaciones de avenencia, donde el único lenguaje sea el de la paz. Vivimos unos tiempos de mucha
criminalidad. De tal manera, nos cuesta entender que, en apenas tres meses, hayan sido detenidas una
treintena de personas en España por su supuesta relación con el terrorismo yihadista. En este sentido,
todos los pueblos del mundo han de comprender, de una vez por todas, que el camino del terror es
totalmente destructivo.
Únicamente unidos podemos construir un mundo más equitativo y gozar de los derechos
humanos. Lo sabemos, pero qué difícil resulta ponerlo en práctica. Sin duda, con una contribución
conjunta y generosa de todos y de cada uno, estaremos más tranquilos. Estoy convencido de que ese
bienestar, en su globalidad, no existe porque no ponemos empeño en que sea así, lo que nos debilita como
ciudadanía pensante. Es otra de las grandes asignaturas pendientes. El día que verdaderamente, la
sociedad mundial, promueva en verdad un desarrollo inclusivo con equidad, habremos conseguido
cimentarnos como especie. Hoy por hoy el mundo está enfermo. Mientras unos lo acaparan todo, otros
nada tienen. No hay sentido social, ni deber de hospitalidad, puesto que los valores espirituales los hemos
aparcado, o nos los han hecho aparcar, aquellos dominadores sin escrúpulos.
Ahora bien, sólo desde las exigencias de la justicia social se puede avanzar hacia otro mundo
menos dictatorial económicamente. Esta es la gran cuestión. Se trata de restablecer en cualquier lugar del
mundo una cierta igualdad de oportunidades para sus moradores. El pasado ha sido marcado demasiado
frecuentemente por relaciones de intereses y de fuerza entre naciones. También el presente está siendo
marcado por un cierto caos, germinado en parte desde las mismas instituciones lideradas a veces por
gentes corruptas, lo que nos dificulta salir de los atolladeros de tantas crisis. No hay referentes claros ni
referencias morales. El futuro, que es lo único que nos pertenece a todos por igual, tiene que llevarnos
hacia un mundo equitativo, en el que la ciudadanía sea verdaderamente la artífice de su destino. Al fin y
al cabo, tenemos que ser constructores, y no destructores, de nuestro propio desarrollo. En consecuencia,
todos estamos llamados a asumir responsabilidades para lograr ese mundo mejor. Algunos creerán
utópicos tales sueños, pero como diría el poeta español Antonio Machado, "tras el vivir y el soñar, está lo
que más importa: el despertar". Toca, pues, renacer a la estética y extinguirse a cualquier sistema
productivo como el actual, que nos mercadea a su antojo e interés, dilapidándonos como si fuésemos un
mero objeto aborregado de consumo.
Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
8 de abril de 2015.-