Voz del Papa
Mensaje para vivir la Cuaresma
José Martínez Colín
1) Para saber
En su mensaje de cuaresma, el Papa Francisco nos invita a
meditar en tres pasajes de la Sagrada Escritura. En esta ocasión nos
detendremos en el primero de ellos en el que San Pablo nos dice:
«Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26).
En la Iglesia, hemos de ser solidarios, estar unidos da tal
forma que, como San Pablo, las penas ajenas las consideremos
propias y, por ello, tratemos de remediarlas.
Pero como nadie da lo que no tiene, es preciso que el
cristiano, señala el Papa, permita que Dios lo revista de su bondad y
misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él,
siervo de Dios y de los hombres. Y así como Cristo, vivir para los
demás.
2) Para pensar
La liturgia del Jueves Santo incluye el rito del lavatorio de los
pies. El Evangelio nos relata en esa escena que Pedro no quería que
Jesús le lavase los pies. Sólo después entendió que Jesús además
de darnos ejemplo de cómo debemos servir los unos a los otros,
quiso mostrarnos que este servicio sólo lo puede hacer quien antes
se ha dejado lavar los pies por Cristo.
La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por
Cristo y así llegar a ser como Él pero, ¿cómo nos dejamos servir por
Cristo?
El Papa afirma que esto sucede cuando escuchamos la Palabra
de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la
Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de
Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo
parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo
pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los
demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro
es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26).
3) Para vivir
Cuentan que en clase de catecismo estaba la catequista
enseñando a ser solidarios y a vivir la caridad con los demás. En eso
la catequista le preguntó a la niña Juanita: “Si tuvieras cinco
pasteles, ¿los compartirías con tus amiguitas?” Juanita contestó: “Sí,
claro”. Y volvió a preguntarle. “¿Y si tuvieras mucho dinero, lo
compartirías con los pobres?” “Sí, claro”, volvió a responder. Por
último le preguntó, “y si tuvieras cinco dulces ¿los compartirías?”
Entonces Juanita contestó: “No, esos no”. La maestra confundida le
preguntó: “¿Y por qué los pasteles y el dinero sí y los dulces no?”
Juanita contestó: “Es que no tengo pasteles ni dinero, pero dulces sí
que tengo”.
Nos podemos engañar imaginando que somos generosos y
solidarios, pero realmente no lo vivimos cuando hace falta.
El Papa nos recuerda que la Iglesia con sus enseñanzas y,
sobre todo, con su testimonio, nos ofrece el camino de la caridad
para que rompamos esa cerrazón mortal de la indiferencia. Y es que
la Iglesia es “comunión”, es una unidad en donde compartimos.
Especialmente compartimos el amor de Dios y la ayuda que
podamos. Siempre podremos hacer algo por los demás, incluso por
los que están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar,
porque por ellos rezamos a Dios para que todos nos abramos a su
obra de salvación. Esta Cuaresma podemos vivirla con nuestras
oraciones y ayuda al prójimo.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)
( articulosdog@gmail.com )