“Cristo es nuestra paz”
P. Fernando Pascual
31-1-2015
En sus primeros años de pontificado, el beato Pablo VI evidenciaba un binomio inseparable
entre Cristo y la paz.
“¡Cristo es la paz! ¿Comprenderá algún día el mundo qué relación profunda y única establece
este binomio: Cristo y la paz? ¿Comprenderá cómo el binomio se resuelve en la ecuación del
apóstol Pablo: Cristo «es nuestra paz»? ( Ef 2,14). Quizá sí. Esta es la esperanza del mundo, de la
civilización” (Pablo VI, 25 de diciembre de 1965).
Cristo y la paz. Ante tanta sangre inocente, ante tantos odios e incomprensiones, ante tantas
guerras e injusticias, ante tantos desprecios y marginaciones, el mensaje del Evangelio mantiene
viva toda su fuerza sanadora.
Sí: Cristo es la paz que deseamos para tantos rincones del planeta, especialmente aquellos que
casi no aparecen en medios informativos que dan mucho relieve a algunas víctimas y marginan
de modo brutal a otras.
Cristo es la paz que no consiguen ideologías alejadas de la verdad ni propuestas religiosas que
desprecian o ignoran el mensaje del Hijo amado del Padre.
Cristo es esa paz que rechazó la Jerusalén de su tiempo y que rechazan tantos pueblos hoy día:
“¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus
ojos” ( Lc 19,42).
Cristo es esa paz que nace del perdón, un perdón posible porque antes Dios nos perdonó a
nosotros; un perdón que se ofrece incluso a los enemigos (cf. Lc 6,35-38).
No hay otro Nombre en la tierra que pueda traernos la salvación (cf. Hch 4,12), que nos permita
alcanzar la deseada paz. Sólo cuando confesemos, con la boca y con el corazón, que Cristo es el
Mesías (cf. Rm 10,9-13; Flp 2,10-11), el mundo superará los males del odio y las divisiones
humanas, y empezará a vivir en la paz de quienes se reconocen como hijos de un mismo Padre
que nos ama.