Voz del Papa
La puerta del demonio
José Martínez Colín
1) Para saber
El papa Francisco pedía a los cristianos que cierren las puertas
a los celos, envidias y murmuraciones que dividen y destruyen a
nuestras comunidades.
Hay un pasaje en la Biblia que recuerda la amenaza de los
filisteos contra el pueblo judío. Uno de los guerreros filisteos, el más
alto y fuerte, llamado Goliat, desafía a los judíos y les propone que
la batalla se decida del vencedor en la pelea de él contra el que los
judíos escojan. Los judíos se llenaron de miedo y nadie se atrevía a
pelear. Pero el joven David, que no era guerrero sino pastor,
indignado por los insultos de Goliat, decide enfrentarlo.
No obstante le ofrecen armas para defenderse, David decide
enfrentarlo sólo con su honda, cinco pequeñas piedras, pero, sobre
todo, en el nombre de Dios. Y así es como pareciendo más débil
vence a Goliat. A partir de ahí, David, siempre con la ayuda de Dios,
vencerá a los enemigos del pueblo de Israel. Pero entonces Saúl, el
Rey de los judíos, se llena de envidia a David.
2) Para pensar
El Papa Francisco, comentando ese texto, mencionaba cómo la
alegría de la victoria gracias al valor del joven David sobre los
filisteos se transformó pronto en tristeza y envidia en el rey Saúl al
ver que las mujeres alababan a David por haber matado a Goliat.
Fue entonces que "esa gran victoria comienza a convertirse en
derrota en el corazón del rey" en el que se insinúa, como sucede en
Caín, "la semilla de los celos y de la envidia".
Y como Caín con Abel, entonces el rey decide matar a David.
"Así hacen los celos en nuestro corazón -observa el Papa- es un
inquietud mala, que no tolera que otro hermano o hermana tenga
algo que yo no tengo". Saúl, "en vez de alabar a Dios, prefiere
cerrarse en sí mismo, lamentarse" y "cocinar sus sentimientos en el
caldo de la amargura".
Así lo ha explicado el Santo Padre: "Los celos y la envidia
llevan a matar. Ha sido precisamente esta puerta, la puerta de la
envidia, por la cual el diablo ha entrado en el mundo. La Biblia dice:
'Por la envidia el diablo ha entrado a hacer mal en el mundo'. Los
celos y la envidia abren las puertas a todas las cosas malas.
También divide a una comunidad. Una comunidad cristiana, cuando
algunos de sus miembros sufren de envidia, de celos, termina
dividida. Y esto es un veneno fuerte. Es un veneno que
encontramos en la primera página de la Biblia con Caín".
3) Para vivir
En el corazón de una persona tocada por los celos y la envidia
-ha subrayado el Papa- suceden "dos cosas clarísimas". Primero la
amargura: "La persona envidiosa, la persona celosa es una persona
amarga: no sabe cantar, no sabe alabar, no sabe qué es la alegría,
siempre mira 'qué tiene aquel y yo no tengo'. Y esto lleva a la
amargura, una amargura que se difunde en toda la comunidad. Son
estos sembradores de amargura.
Y la segunda actitud, que llevan los celos y la envidia, es a
murmurar. Porque no tolera que el otro tenga algo, la solución es
rebajar al otro, para que yo esté más alto. Y el instrumento son las
murmuraciones… detrás de una murmuración están los celos y la
envidia. Y las murmuraciones dividen la comunidad, destruyen a la
comunidad. Son las armas del diablo".
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)
( articulosdog@gmail.com )