Ser como novios en el matrimonio
Marta Morales
“Sean novios en el matrimonio”, les dijo recientemente el Papa Francisco a los
matrimonios de Filipinas. Se puede entender que los casados han de vivir con la
ilusión de verse cada día, de compartir preocupaciones y alegrías, y, sobre todo, de
que siempre haya respeto mutuo. El respeto es la consideración de que alguien
tiene valor por sí mismo, respeto por las opiniones y puntos de vista; consiste en
valorar los intereses, las necesidades del otro individuo y por intimidad.
El Papa advierte que Dios nos llama a “reconocer los peligros que amenazan a
nuestras familias para protegerlas de cualquier da￱o”. Esto requiere de un análisis
serio, personal y familiar.
Después de un matrimonio de casi veinte años, y de perder a la mujer que amaba,
Gerald Rogers escribe estos consejos que desearía haber recibido:
1. Nunca dejes de cortejar. Enamórate una y otra vez. El cambio vendrá y ustedes
deben volver a elegirse mutuamente.
2. Siempre ve lo mejor de ella; centra tu atención sólo en lo que amas, no en lo
que te molesta.
3. Nunca la culpes si te enojas, tu enojo proviene de una reacción dentro de ti. Si te
sanas a ti mismo, ya no reaccionarás con enojo ante ella. A medida que seas fuerte
y no la juzgues, ella confiará en ti y te abrirá su alma. Dale tiempo y atención.
Trátala como si fuera tu cliente más valioso. Vas a cometer errores y ella también;
trata de no agrandar las equivocaciones.
4. Hay que quitarse las máscaras y ser transparentes. No somos perfectos.
Aferrarse a los errores del pasado es como lanzar una pesada ancla sobre tu
matrimonio. El perdón te librará. Corta el ancla y elige el amor.
Consolidar un matrimonio nunca es fácil, no se logra de la noche a la mañana, se
logra al paso del tiempo. Hay grandes diferencias de caracteres y han de ser
aceptadas, asimiladas y luego amadas por cada cónyuge. No es tarea fácil pero eso
no quiere decir que sea imposible. Cada pareja atraviesa sus momentos de angustia
en los que la noche oscura los arropa. Sólo el camino del amor y el servicio puede
llegar a disolver cualquier situación difícil que se presente.
El matrimonio es un gran compromiso, requiere del trabajo de cada día. No se trata
sólo de buscar ser feliz, sino de buscar la felicidad del otro en el mayor grado
posible. Si se descuidan los detalles de cariño, hay fracturas. Se necesita
perseverancia, comunicación, perdonar y pedir perdón.
El demonio inventa el mal y luego inventa que el mal viene de Dios. Si la prioridad
del ser humano es el placer, no la procreación, entonces la prioridad de la vida es el
sexo. Eso conduce a una sociedad sexualizada, y esa sociedad impulsa a la
promiscuidad, a incrementar el uso de anticonceptivos, el embarazo no planeado y
el aborto.
El Papa Francisco insistió en la necesidad de tener proyectos, no sólo de progreso
material, sino también de progreso cultural y espiritual. “Cuando en una familia se
pierde la capacidad de soñar, la vida no crece, se pierde la esperanza. ¡Cuántas
dificultades en la vida matrimonial se pueden solucionar si damos espacio a soñar!
Es muy importante so￱ar el amor, ᄀno dejen de ser nunca novios!”
En un gesto importante habl￳ de que “existen colonizaciones ideol￳gicas que
quieren destruir la familia. No nacen del sueño de Dios, no nacen de la misión que
él nos da. Vienen de fuera”. Esto hace pensar en el famoso imperialismo
anticonceptivo promovido desde hace más de setenta años por algunas agencias de
la ONU, del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de los Estados
Unidos.
El demonio inventa el mal y luego inventa que el mal viene de Dios. Si la prioridad
del ser humano es el placer, no la procreación, entonces la prioridad de la vida es el
sexo. Eso conduce a una sociedad sexualizada, y esa sociedad impulsa a la
promiscuidad, a incrementar el uso de anticonceptivos, el embarazo no planeado y
el aborto.
“﾿C￳mo puede sobrevivir un ‘sue￱o’ si matamos a los ni￱os? Cada ni￱o abortado es
como un esclavo en el seno de su madre. La madre decide su destino”, decía Martin
Luther King Jr.
En el encuentro “Familia y Comunidad cristiana”, Benedicto XVI explic￳ que “la
cuestión de la justa relación entre el hombre y la mujer hunde sus raíces en la
esencia más profunda del ser humano y sólo puede encontrar su respuesta a partir
de ésta. No puede separarse de la pregunta siempre antigua y siempre nueva del
hombre sobre sí mismo: ¿quién soy? Y esta pregunta, a su vez, no puede separarse
del interrogante sobre Dios: ¿existe Dios? Y, ¿quién es Dios? ¿Cómo es
verdaderamente su rostro? La respuesta de la Biblia a estas dos preguntas es
unitaria y consecuencial: el hombre es creado a imagen de Dios, y Dios mismo es
amor. Por este motivo, la vocación al amor es lo que hace del hombre auténtica
imagen de Dios: se hace semejante a Dios en la medida en que se convierte en
alguien que ama” (7 julio 2005).
Los cónyuges asumen la responsabilidad pública de la fidelidad, que garantiza
también el futuro para la comunidad. Ninguno de nosotros se pertenece
exclusivamente a sí mismo, por tanto, cada uno está llamado a asumir en lo más
íntimo de sí su propia responsabilidad pública. Y continúa Benedicto XVI: “Las
diferentes formas actuales de disolución del matrimonio, como las uniones libres y
el «matrimonio a prueba», hasta el pseudo-matrimonio entre personas del mismo
sexo, son por el contrario expresiones de una libertad anárquica que se presenta
erróneamente como auténtica liberación del hombre. Una pseudo-libertad así se
basa en una banalización del cuerpo, que inevitablemente incluye la banalización
del hombre. Su presupuesto es que el hombre puede hacer de sí lo que quiere: su
cuerpo se convierte de este modo en algo secundario, manipulable desde el punto
de vista humano, que se puede utilizar como se quiere. El libertinaje, que se
presenta como descubrimiento del cuerpo y de su valor, es en realidad un dualismo
que hace despreciable el cuerpo, dejándolo por así decir fuera del auténtico ser y
dignidad de la persona”.