El hombre es un enigma
Rebeca Reynaud
En sus Confesiones San Agustín dice que el hombre es “un gran enigma” ( magna
quaestio ) y “un gran abismo” ( grande profundum ), enigma y abismo que sólo Cristo
ilumina y colma. Esto es importante: quien está lejos de Dios también está lejos de
sí mismo, alienado de sí mismo, y sólo puede encontrarse a sí mismo si se
encuentra con Dios. De este modo logra llegar a sí mismo, a su verdadero yo, a su
identidad.
En la Ciudad de Dios (XII, 27), San Agustín afirma que el ser humano es sociable
por naturaleza pero antisocial por vicio, y quien lo salva es Cristo, único mediador
entre Dios y la humanidad, y camino universal de la libertad y de la salvación.
Fuera de este camino “nadie ha sido liberado nunca, nadie es liberado y nadie será
liberado” (X, 32,2) afirma San Agustín en esa misma obra.
En la Biblia aparecen tres grandes pecados que llevan anatema, es decir, maldición:
el asesinato, el adulterio y la idolatría. Hoy día es fácil caer en la idolatría del
dinero, del sexo, del poder o de una persona. Pero todo tiene remedio menos la
muerte, y para nosotros la muerte es vida. Lo más importante de esta vida es
conocer y amar a Dios, y esa fe se manifiesta en la confianza en el poder de Dios.
A algunas personas les suena extraño o les aburre acudir a la Virgen, Madre de Dios
para pedir ayuda, a través de unas palabras espontáneas o a través del rezo del
Rosario, porque estamos en una sociedad pagana o paganizada, donde lo sagrado
está orillado u olvidado. San Gregorio resume: Rezando alcanzan los hombres las
gracias que Dios determinó concederles antes de todos los siglos. Hay que cogerle
gusto a las cosas de Dios.
Luego está el magnífico sacramento de la Reconciliación a nuestro alcance. Este
sacramento nos da fuerzas para vencer el mal y para volver a empezar. Hay que
ser conscientes de que la persona que nos mira con más ternura es Jesús.
El demonio inventa el mal y luego inventa que el mal viene de Dios. Hay que tener
cuidado de no caer en su juego. Cuento un caso de la vida real, y como éste hay
miles. Pablo era un muchacho colombiano que estaba preso en Miami, Florida, oyó
un programa en radio dirigido por Frank Morera, le llamó y le contó su caso: La
novia traficaba con droga. Él no tenía nada que ver pero nadie le creyó. El fiscal le
dijo: “Testifica contra tu novia”. Él no quiso porque dijo: “Yo nunca vi la droga”.
Frank Morera le dijo: “Haz lo que tu conciencia te diga”. Pablo rezaba el Rosario.
Llegó el día del juicio. El muchacho salió libre y no lo deportaron. Luego la gente le
preguntaba: ¿Qué hiciste para salir? Contestó: “Recé el Rosario todos los días”.
¿Crees que rezando el Rosario se te van a arreglar las cosas? Sí, como
inexplicablemente se cayeron las murallas de Jericó ante el silencio de siete días de
Israel y el grito “Aleluya” (alabanza a Dios).
¿Hasta dónde me toca a mí y hasta dónde a Dios? Se requiere discernimiento y
oración. A todo el que va a visitar al Santísimo y hace silencio interior, Dios le
habla.
Tenemos a la mano la Biblia y el Catecismo de la Iglesia Católica. Un día tiene 96
cuartos de hora, ¿por qué no dedicarle un cuarto de hora a Dios?
En http//:apologeticasiloe.net hay cursos gratuitos de Biblia, desde el Génesis
hasta el libro de Samuel 2, temas de apologética (defensa de la fe), iconos,
leyendas negras y de otros temas doctrinales. El tema del Génesis se da en 24
clases. El ponente es Frank Morera, un laico cubano que vive en Miami, se filman
sus clases semanales y se suben a su página. Ha hecho más de 20 viajes a Tierra
santa y ha profundizado en la cultura de Israel. Se puede oír cuando uno arregla su
habitación o se arregla a sí mismo. Es bueno tener cerca la Biblia para confrontar
citas. También resulta interesantísimo buscar en Google: La eucaristía Frank
Morera. Donde toca el aspecto pascual y hace referencia a la pascua judía –que es
un rito- y así se entiende mejor nuestra Pascua.