Para no abusar del “todos”
P. Fernando Pascual
3-1-2015
Lo contingente es aquello que puede ocurrir o puede no ocurrir. Sobre lo contingente es muy
difícil llegar a certezas. Sobre lo contingente nos equivocamos, en la mayoría de los casos,
cuando usamos la palabra “todos”.
Es contingente que los seres humanos tengan 46 cromosomas. Por eso es falso decir que todos
los hombres y las mujeres del planeta tienen 46 cromosomas.
Es contingente que la gente de un país sea violenta. Por eso es falso decir que todos los que son
de ese país son violentos.
La lista de ejemplos podría ser casi infinita. El principio es claro. El problema está en que
muchos no lo aplican.
Por eso escuchamos continuamente a personas que usan “todos” sobre temas en los que tal uso
es erróneo, por ir contra la verdad y contra las leyes básicas de la lógica.
Por eso conviene recordar aquel famoso dicho: “toda afirmación universal en materia
contingente es de por sí falsa”. O, en otras palabras, sobre asuntos en los que hay una
indeterminación enorme, cualquier uso de la palabra “todos” va casi siempre contra la verdad y
contra el sentido común.
Al revés, respetamos la lógica y la prudencia cuando reconocemos que en tantos asuntos
humanos y no humanos lo mejor es evitar el “todos” para esforzarnos por observar con calma
los hechos.
Después, y sólo después, descubriremos casi siempre que nos falta mucho por conocer. O,
simplemente, diremos que algunos, sólo algunos (franceses, brasileños, rusos, japoneses, chinos,
congoleños, alemanes, etc.), tienen creencias y comportamientos diferentes entre sí, porque
todos (y aquí sí podríamos usar la palabra “todos”) tienen una inteligencia y una voluntad que, al
ser usada, pueden llevar a opciones muy diversificadas y, muchas veces, sorprendentes e
imprevisibles.