Compañeros de viaje
P. Fernando Pascual
28-12-2014
En tren, en autobús, en coche, en avión o en barco, viajamos juntos.
Desde que cruzamos la puerta, comenzamos a ser compañeros de viaje. Quizá solo por unas
horas, en ocasiones durante varios días. Luego, cada uno seguirá su camino, hasta alcanzar la
meta que esperaba.
Mientras dura el viaje, estamos juntos. Tal vez en silencio, por respeto a los pensamientos del
otro. Tal vez en una conversación intrascendente, hablando del tiempo, del fútbol o del mal
estado de las carreteras. Tal vez, en un diálogo profundo, porque logramos conectar en un interés
común.
El tiempo no perdona. Llega la hora de separarnos. Si el viaje ha permitido un encuentro feliz y
fecundo, queda en el corazón algo de tristeza. Quizá nos volveremos a ver más adelante, en una
de esas misteriosas casualidades de la vida. O tal vez hemos intercambiado teléfonos y mails,
deseosos de seguir nuestro diálogo.
¿Qué significó ese encuentro casual? ¿Fuimos simplemente dos extraños que estaban juntos
durante el viaje? ¿Había algo dentro de cada uno que nos permitía compartir intereses, ideales,
sueños, temores y esperanzas?
Si alargamos la mirada, seremos capaces de reconocer que somos compañeros de camino de
cada ser humano. Algunos están lejos, a miles de kilómetros de distancia. Otros están muy cerca,
en el piso de arriba o de abajo, aunque en ocasiones no sabemos sus nombres...
Todos, lejanos o cercanos, vamos hacia adelante, nos acercamos, inexorablemente, a una meta
común: la que inicia tras la muerte.
El camino hacia esa meta definitiva parece largo. Para algunos, el final llega de modo
inesperado. Para otros, se retrasa más de lo que desearían. Para todos, esa meta nos une
misteriosamente: al otro lado de esa frontera descubriremos que en cada uno había un alma
llamada a lo eterno, hermanada, profundamente, con los demás seres humanos.
El viaje continúa, en este tren tranquilo o en ese camión que nos marea con sus curvas. Tú y yo
estamos de camino. Somos compañeros, y es hermoso cuando logramos sintonizar en temas que
deciden el presente y el futuro: Dios, el amor, la verdad, la justicia, la misericordia, la belleza de
lo eterno...