Voz del Papa
Todos podemos ser santos
José Martínez Colín
1) Para saber
“¡Todos podemos ser santos!”, fue el núcleo del mensaje que
el Papa Francisco transmitió en la audiencia del pasado miércoles.
En una mañana soleada en Roma, el Santo Padre recordó que
un gran don del Concilio Vaticano II es el de haber recuperado una
visión de la Iglesia fundada en la comunión, y entender la autoridad
y la jerarquía en esa perspectiva. Gracias a este hecho, se entiende
mejor “que todos los cristianos, como bautizados, tienen una igual
dignidad ante el Señor y los une la misma vocación, que es la de la
santidad”.
Pero debemos tener presente que la santidad no es algo que
nos procuramos nosotros, sino un don que nos hace el Señor
cuando nos toma consigo y nos hace como Él, explicó el Santo
Padre a los miles de congregados en la Plaza de San Pedro.
2) Para pensar
Pero, ¿qué es ser santo? La santidad, prosiguió el Pontífice, es
el rostro más bello de la Iglesia: es redescubrirse en comunión con
Dios, en la plenitud de su vida y de su amor. No es una cosa triste…
¡Todo lo contrario! Es la invitación a compartir su alegría, a vivir y a
ofrecer con alegría todos los momentos de nuestra vida, haciendo
de la vida un don de amor por las personas que tenemos al lado.
La santidad es un don que se ofrece a todos, nadie está
excluido: ¡Todos estamos llamados a ser santos! Porque muchas
veces, tenemos la tentación de pensar que la santidad es solo a los
que se separan de los asuntos cotidianos, para dedicarse
exclusivamente a la oración, o solo para obispos, sacerdotes o
religiosos. ¡Pero no es así!, dijo enérgico el Papa.
Porque la santidad no es “cerrar los ojos y poner caras”, sino
vivir con amor y ofrecer el testimonio cristiano en las ocupaciones
de todos los días donde estamos. Cada uno en las condiciones y en
el estado de vida en el que se encuentra.
El Papa cuestionó: ¿Estás casado? Sé santo amando y
cuidando a tu marido o a tu mujer, como Cristo hizo con la Iglesia.
¿Eres un bautizado no casado? Sé santo cumpliendo con honestidad
y eficiencia tu trabajo y ofreciendo tu tiempo al servicio de los
hermanos. ¿Eres padre o abuelo? Sé santo enseñando con pasión a
los hijos y nietos a conocer y seguir a Jesús. Y así en cualquier
estado o situación.
3) Para vivir
“Allí donde trabajas puedes ser santo: cada estado de vida
lleva a la santidad, ¡siempre! En tu casa, en la calle, en el trabajo,
en la Iglesia… Lo único que te pide el Señor es que estemos en
comuni￳n con el Se￱or y al servicio de los hermanos”.
Para el Papa Francisco, “si comprendemos esto, todo cambia
adquiere un significado nuevo, bello, comenzando por las pequeñas
cosas de todos los días: cuando una señora que va al mercado
decide no hablar mal de nadie; cuando se ayuda a un necesitado; o
el padre decide escuchar su hijo; cuando la novia sabe darse a
respetar o el joven vence la pereza y va el domingo a Misa, esos son
pasos concretos a la santidad.
San Josemaría Escrivá, quien dedicó su vida a anunciar el
llamado universal a la santidad, condensó en una frase una
“f￳rmula” para ser santos: “¿Quieres de verdad ser santo? –Cumple
el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo
que haces” (Camino 815).
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la
Universidad de Navarra
( articulosdog@gmail.com )