Voz del Papa
Jornada Mundial de las Misiones
José Martínez Colín
1) Para saber
Este tercer domingo de octubre se celebra, como cada año, la
Jornada Mundial de las Misiones.
El papa Francisco, como todos los años, envió un mensaje en
el cual afirma que hoy en día todavía hay mucha gente que no
conoce a Jesucristo, y por eso es tan urgente la misión apostólica,
en la que todos los miembros de la Iglesia están llamados a
participar, ya que la Iglesia es misionera por naturaleza. Por ello
esta Jornada es un momento privilegiado para que todos los fieles
se comprometan en su sentido apostólico.
2) Para pensar
Esta Jornada ha de revivir el afán apostólico por llevar el
mensaje de Cristo a todos aquellos que no lo conocen. Ciertamente
hay regiones en el mundo en que se desconoce a Jesús y es preciso
colaborar con oraciones y gestos concretos de solidaridad.
Pero también necesario dar a conocer al verdadero Cristo, en
el propio ambiente, pues muchas veces no se le conoce bien.
Además, llevar a Cristo es proporcionar alegría a la vida de cada
uno.
«La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de
los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son
liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría»
(Exhort. ap. Evangelii gaudium, 1).
El evangelista cuenta que después de que el Señor envió a sus
discípulos para proclamar el Reino de Dios, volvieron llenos de
alegría.
3) Para vivir
En aquella hora, Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo
y dijo: “Te doy gracias, Padre… porque has ocultado estas cosas a
sabios e inteligentes, y se las ha revelado a los pequeños” (cf. Lc
10,21).
¿Quiénes son esos “sabios e inteligentes”? Dice el Papa que
son aquellos que pretenden saberlo todo. No solo se refiere a
aquellos fariseos que rechazaron a Jesús, sino a los que hoy están
demasiado llenos de sí mismos, cegados por su propia presunción y
no dejan espacio a Dios. Pretenden incluso saber más que Dios. No
es que así lo afirmen, pero ponen en duda o niegan la forma en que
el Señor ha dispuesto para salvarnos. No es raro escuchar decir a
algunos: “yo me confieso directamente con Dios, no necesito la
confesi￳n”, o también, “yo no voy a Misa los domingos, sino cuando
me nace”, o “a mí me parece que esto no es pecado”, u otras
opiniones por el estilo. De esa forma se cierran a la verdad
mostrada por el Señor.
En cambio, los “peque￱os” son los humildes, los sencillos, los
pobres, los marginados, los que están cansados y oprimidos… Se
puede pensar fácilmente en María, en José, en los pescadores de
Galilea…, y los que hoy aceptan a Cristo en sus vidas. A ellos se les
ha concedido experimentar el amor de Dios, e incluso la posibilidad
de compartirlo.
Jesús se regocija, porque el Padre ha decidido amar a los
hombres. Un júbilo similar al de María: «mi espíritu se alegra en
Dios mi Salvador” (Lc 1,47). Se trata de la Buena Noticia que
conduce a la salvación. La Virgen María, al traernos a Jesús, se ha
convertido en “Causa de nuestra alegría”.
Terminaba el Papa invitándonos a sumergirnos en la alegría
del Evangelio y a nutrir un amor que ilumine nuestra vocación y
misión.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la
Universidad de Navarra
( articulosdog@gmail.com )