ES DIFÍCIL
En oportunidades llegar a entender a los demás puede resultar algo
extremadamente difícil.
Muchas veces miramos a los demás pretendiendo entenderles y hacemos tal cosa
desde nosotros y nos sabemos fracasando en el intento.
Los demás no son una prolongación de nosotros.
Algunas veces, pese a que nos conocemos de toda una vida, podemos darnos
cuenta que poseemos actitudes o acciones que, pese a ser nuestras, no logramos
comprender debidamente.
Mirar a los demás desde nosotros y tratar de entenderles es un algo imposible.
Para poder entender, lo más debidamente posible, debemos lograr mirar al otro
desde el otro mismo.
Si mirarlo desde nosotros se nos torna difícil el mirarlo desde el otro se nos torna
mucho más difícil.
El otro es un alguien al que no podemos inventar sino que debemos descubrir.
Descubrirlo no quiere decir avasallarlo.
Poderlo descubrir es poder vivir el proceso de ir acercándonos a aquello que él nos
permita conocer.
No podemos obligarlo, al otro, a que nos manifieste esas realidades que hacen a su
identidad por más que tengamos muchos deseos de saber de él.
Es saber aceptar eso que el otro nos permite saber.
Tampoco podemos limitarnos a construirnos una imagen del otro desde las
conclusiones a las que podemos arribar viendo su actuar.
Es acercarnos al otro como una hoja en blanco y comenzar a escribir lo suyo desde
lo suyo.
En oportunidades, sin duda, lograremos escribir media frase o, tal vez, una palabra.
Habrán veces en que no encontraremos nada para ir escribiendo.
Nunca debe movernos la prisa.
Nunca podemos obligar a algunas palabras pretendiendo ocupar nuestra hoja.
¿Por qué será que, al acercarnos al otro, nos mueve la prisa y no el respeto por lo
que el otro desee confiarnos?
Todo lo del otro es una palabra que se nos va pronunciando.
Palabra que se nos pronuncia o palabra que se nos calla.
Creo yo que lo primero que debemos hacer es saber demostrar que habremos de
respetar lo del otro.
Sea lo que sea. Aunque no compartamos, debemos respetar.
Cuando muestro que lo mío pretende hacer cambiar al otro, que no estamos en
acuerdo con lo suyo, por lo general, lo que logramos es hacer cerrar una puerta.
Podemos hacer ver nuestro punto de mirada pero no para presentarlo como un algo
que se desea imponer.
Lo nuestro es una postura distinta pero nunca es la única postura. Es una postura
tan respetable como respetable debe ser la suya.
Respetable no quiere decir compartible.
Cuando logramos hacer saber de nuestro respeto por lo del otro no solamente
conservamos una puerta abierta sino que logramos que sus muchas puertas queden
abiertas.
Si tenemos sentido común sabremos ir abriendo esas otras puertas con delicadeza
y tacto.
Sabremos que están abiertas pero no nos lanzaremos a adentrarnos por ellas
motivados por la curiosidad.
Cuando así actuamos sentiremos, inmediatamente, que todas las puertas se
vuelven a cerrar con increíble velocidad.
Lograr mirar desde el otro no es nada fácil.
Requiere de nosotros respeto, sentido común, prudencia, honestidad y más
respeto.
Por ello intentar mirar al otro desde el otro es difícil pero, sin duda, vale
Padre Martín Ponce de León SDB