MISTERIO DE AMOR
Hoy, como todos los días he despertado.
La noche ha quedado atrás.
Pude ver, como todos los días, el cielo desde mi ventana.
Sentí que respiraba y que todo mi cuerpo estaba vivo.
Abrí la canilla de la ducha y salía agua que se iba entibiando a medida corría.
Pude darme un baño con agua calentita y mientras corría por mi cuerpo me sentía
viviendo.
El jabón corría por mi cuerpo mientras mi mente recorría las actividades del día.
Debía llegar hasta donde se encuentra mi comunidad para comenzar con las
oraciones de cada jornada.
Debía llevar el mate para ese momento de meditación.
Luego ya todo sería otro tipo de actividad y responsabilidad.
No había hecho mérito alguno para estar vivo.
Podría ser el comienzo de una jornada más pero muy bien sabía era una jornada
única.
Es, entonces, cuando uno toma conciencia que está inmerso en un misterio de
amor.
Una iniciativa de Dios en la que me veo involucrado.
Una iniciativa de Dios que va mucho más allá de todo lo que pueden ser mis
capacidades de comprensión.
Despertar, estar vivo y todo por ser una oportunidad que Dios me regala.
Sin duda no soy el mejor de sus hijos pero……… me ha realizado este obsequio.
Sin duda no soy el más valioso de sus hijos pero……. quiere contar conmigo hoy.
Como siempre trato de encontrar alguna explicación lógica a tal misterio.
No hay respuestas que puedan satisfacer a mis preguntas.
Todo es un misterio y está presente en mí o, mejor, me veo inmerso en el mismo.
Trato de entender lo que pueda justificar su amor para conmigo y tal cosa es un
imposible.
El amor jamás posee explicaciones lógicas.
El amor siempre posee un salto a lo inexplicable.
Cada uno de mis días es un saberme metido dentro del misterio del amor de Dios.
Ello me lleva a vivir cada momento con los ojos bien abiertos para responderle a lo
que me solicite.
Ello me lleva a intentar vivir cada instante con la mayor coherencia posible puesto
que ello será mi mejor forma de responderle.
Es sentir que hoy, aunque me resulte increíble, Dios quiere contar conmigo.
Me irá solicitando conforme va transcurriendo cada momento del día.
No pretenderá de mí grandes cosas sino esas cosas que hacen a mi día realizadas
conforme lo mejor de mí.
Me pedirá que esté atento a los demás para hacerles saber que me importan.
Me pedirá esté con ganas y disponibilidad para escuchar a aquel que desee contar
con mi escucharle.
Me pedirá que no me guarde nada sino que brinde, con desinterés y alegría, eso
que soy.
Me dejará ser totalmente libre como para actuar conforme mi elección constante.
No me impondrá nada sino que respetará el uso que habré de darle a mi libertad.
Acierte o me equivoque continuará contando conmigo y confiando en mí.
Por ello todo lo mío no puede ser otra cosa que un inmenso gracias hecho vida.
Encontrarme inmerso en ese misterio de amor no hace otra cosa que hacerme
saber que importo para Él.
No ha de haber nada más hermoso y gratificante que vivir cada día con la certeza
de importar para Dios.
Por ello el despertar está muy lejos de ser una realidad que me puede dejar
indiferente.
El hecho de estar vivo me debe hacer tomar consciencia de mi responsabilidad y de
la necesidad de saber buscar mi lugar dentro del hoy.
Dios no me pide sea como los demás sino que me necesita y cuenta conmigo n la
medida tenga el coraje de ser yo mismo.
Por ello necesario se me hace comenzar mi jornada con un: “Gracias y ayúdame
para que te sea lo más útil posible”
Padre Martín Ponce de León SDB