Superar las denuncias hipócritas
P. Fernando Pascual
5-7-2014
Ver defectos en otros y denunciarlos es fácil, pero a veces uno mismo tiene esos mismos defectos, o
incluso más...
Porque sí, es fácil señalar con el dedo a esa persona que va a misa con frecuencia, que ayuda como
catequista, que presume de creyente, y luego nos ha insultado o criticado por la espalda. ¿Cómo es
posible alguien así?
Además, es fácil añadir que no somos como esa persona. Aunque luego tengamos que reconocer que
alguna vez no vamos a misa el domingo. Una mala palabra se nos escapa a todos. Perder el tiempo en
Internet no es tan malo. Y si no tenemos malicia...
Las excusas sobre nuestros comportamientos se acumulan, mientras el dedo señala con indignación la
“hipocresía” de otros.
Deberíamos ser más humildes y comprensivos para mirar las cosas de otra manera. Porque esa persona
a la que acuso como hipócrita quizá ya se ha confesado y sufre al constatar sus debilidades, mientras
que yo mantengo mi vida en una conducta pecaminosa y sin arrepentimiento...
Hay que tener valor para superar denuncias hipócritas y para empezar a trabajar sobre uno mismo,
antes de quitar la paja del ojo ajeno (cf. Mt 7,3-5). Entonces seremos menos inquisidores y más
pacientes hacia los demás, menos autojustificadores y más firmes a la hora de corregirnos a nosotros
mismos...