Voz del Papa
No separar a Jesús de su Iglesia
José Martínez Colín
1) Para saber
Así como en las pasadas audiencias el Papa Francisco habló
sobre el Espíritu Santo y sus dones, ahora ha iniciado a reflexionar
sobre la Iglesia.
En la pasada audiencia, nos recordó que ser cristiano significa
pertenecer a la Iglesia. Cuando una persona se presenta con su
nombre y apellido dice su pertenencia a una familia. De la misma
manera, cuando alguien dice “Soy cristiano” dice su nombre y su
apellido sería: “Yo pertenezco a la Iglesia”. El cristiano nunca va
solo, ni aislado, no es que cada uno vaya por su lado.
De hecho, dice el Papa, “nadie se hace cristiano por sí mismo.
Si creemos, si sabemos orar, si conocemos al Señor y podemos
escuchar su palabra… es porque otros han vivido la fe y luego nos la
han transmitido”. Han sido una serie de personas que nos
transmitieron la fe. El Papa recuerda a sus padres, a la religiosa que
le enseñó el catecismo, a su párroco o el sacerdote que le ayudaron
en su fe, y es que “esto es la Iglesia: es una gran familia, en la que
se nos recibe y se aprende a vivir como creyentes y discípulos del
se￱or Jesús”.
2) Para pensar
Ahora, en un ambiente futbolístico, el Papa nos recuerda que
en la Iglesia no existe el “hazlo tú solo”, no existen los “jugadores
libres”. Los jugadores no solo juegan en un equipo, sino que juegan
en equipo, es decir, cada uno ayuda a los otros y los otros le
ayudan con objetivo común, en ese caso, a ganar el partido.
En la Iglesia sucede algo parecido, también estamos
acompañados y la meta es amar a Dios y salvar el alma. Por eso, no
podemos caer en la tentación de pretender vivir sin la Iglesia, solos
por nuestro lado, individualmente.
A veces, dice el Papa, “escuchamos a alguien decir: «yo creo
en Dios, creo en Jesús, pero la Iglesia no me interesa»… y eso no
está bien. Existe quien considera que puede tener una relación
personal directa, inmediata con Jesucristo fuera de la comunión y de
la mediaci￳n de la Iglesia. Son tentaciones peligrosas y da￱inas”.
Pareciera que queremos imponerle a Dios mismo nuestras reglas.
¡Enseñarle a Dios cómo deben ser las cosas! En vez de aceptar las
cosas como Dios las ha dispuesto. Si Dios dispuso la manera que
quiere perdonar nuestras culpas a través del sacramento de la
penitencia, se pretende cambiar y decir «No, eso está mal. Yo me
confieso directamente con Dios sin necesidad del sacerdote ni de la
Iglesia» y eso es ponerle a Dios las reglas de cómo me debe
perdonar. Olvidando que Él es el ofendido y nuestro Creador.
3) Para vivir
En nuestra vida nunca podemos olvidar nuestra condición de
criaturas, en que dependemos absolutamente de Dios. Sabiendo,
además, que Él mejor que nadie sabe lo que nos conviene y ha
dispuesto todo de la mejor manera para que alcancemos la
felicidad.
El Papa terminó su Audiencia pidiendo a la intercesión de la
Virgen María, Madre de la Iglesia, la gracia de no caer en la
tentación de pensar que se puede prescindir de los otros y de la
Iglesia, pues no se puede amar a Dios y estar en comunión con Él
fuera de la Iglesia.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la
Universidad de Navarra
( articulosdog@gmail.com )