Kepler, la ciencia y Dios
El Don de Ciencia
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Otro de los dones del Espíritu Santo que el Papa Francisco ha
desarrollado es el Don de Ciencia.
Al hablar de ciencia tal vez pensamos en los descubrimientos
de las leyes que regulan la naturaleza y el universo. Pero la ciencia
del Espíritu Santo es otra, es un don especial que nos lleva a
entender a través de lo creado, la grandeza y el amor de Dios y su
relación profunda con cada criatura, señaló el Papa.
Este Don nos permite contemplar a Dios en la belleza de la
naturaleza y en la grandiosidad del cosmos, y descubrimos cómo
cada cosa nos habla de Él, cada cosa nos habla de su amor. Todo
esto suscita en nosotros un gran estupor y un profundo sentido de
gratitud. Y así, el Espíritu nos lleva a alabar al Señor desde la
profundidad de nuestro corazón y a reconocer, en todo lo que
tenemos y somos, un don inestimable de Dios y un signo de su
infinito amor por nosotros.
2) Para pensar
“Debemos construir una nave que surque el inmenso océano
del Universo”. Así se expresó, hace más de tres siglos el astrónomo
alemán Johannes Kepler. Ese sueño se hizo realidad en gran parte
gracias a él. La vida de este sabio no fue fácil: a la edad de cuatro
años quedó lisiado de una mano y con una permanente debilidad de
la vista debido a la viruela. Aún niño tuvo que trabajar de mesero,
aunque no dejó los estudios. Su esposa murió muy joven y su
segundo hijo No obstante se sobrepuso a las desgracias y decidió
dedicarse a la astronomía.
Hizo grandes descubrimientos: propuso que la tierra gira sobre
sí misma a treinta kilómetros por segundo. Afirmación que
desconcertaba a todos. Puso los fundamentos de la astronomía y de
la óptica geométrica. Sin embargo, durante su vida fue poco
reconocido e incluso despreciado. Murió pobre, pero satisfecho de
haber contribuido a conocer el mundo que nos rodea.
Esa visión les ha faltado a quienes utilizan de modo
equivocado las cosas: sean las armas, en exagerar la bebida
alcohólica, el uso de la televisión o el cine para ver programas
pornográficos, etc. Hay que saber darles un uso ordenado para que
nos lleven a Dios. Pensemos cuánto nos están acercando a Dios las
cosas que usamos.
3) Para vivir
En concreto, este don nos lleva a reconocer en toda la
Creación la obra amorosa de Dios y, por tanto, a agradecerle todo.
Nos lleva a cuidar, respetar y dar un buen uso a la creación.
Además, este Don nos ayuda a amar al Creador siempre antes que
a las criaturas y nos permite no apegarnos a las cosas. Este Don nos
da una visión verdadera del mundo que nos rodea.
Kepler, además de ser un gran científico –Einstein le llamaba
“el genio incomparable”–, supo descubrir a Dios y su grandeza en la
naturaleza. Aún se recuerda esta oración compuesta por él:
“Dios mío, gracias te sean dadas por guiarnos hacia la luz de tu gloria
con la luz de la Naturaleza. Llevé a cabo la tarea que me encomendaste y me
regocijo en tu creación, cuyas maravillas me has concedido que descubra a los
hombres. Amén.”
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