¿Vemos las cosas como Dios?
El Don de Sabiduría
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Dentro de sus intervenciones referidas a los dones del Espíritu
Santo, el Papa Francisco habló recientemente del Don de Sabiduría.
Nos aclaró que no se trata de la sabiduría humana, que es fruto del
conocimiento o de la experiencia y por la que vemos las cosas
según nuestro gusto, con amor o con odio, con envidia. Por eso
necesitamos de este don que nos permite poder ver las situaciones,
los problemas, con los ojos de Dios, a sentir con el corazón de Dios.
La persona que tiene este don no es que tenga una respuesta
para cada cosa, sino que sabe cuándo una cosa es de Dios y cuándo
no es de Dios.
2) Para pensar
Suele decirse, y con razón, que sabe más una viejecita no muy
instruida, pero con fe, que un gran científico que no cree en Dios.
Ello es así porque la viejecita conoce las verdades más
fundamentales sobre la realidad, mientras que el científico tiene sólo
una parte del saber y no el más importante. Saber que hay un solo
Dios, que es nuestro Padre y que espera nuestra correspondencia a
su amor para ser felices en la vida eterna: saber estas verdades
está muy por encima de otros conocimientos.
A ello se refería nuestro Señor Jesucristo cuando exclamaba:
“Te doy gracias, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has
escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado
a la gente sencilla” (Mt 11,25).
Es un conocimiento más íntimo y profundo de Dios y sus
misterios. Así como sólo conoceremos verdaderamente el sabor de
una fruta al comerla, así sólo conoceremos las cosas de Dios, a
partir de nuestra unión con Él.
Cuando alguien muestra cierto aburrimiento ante las cosas de
Dios, es posible que necesite esforzarse por acercarse más a Él:
confesarse y comulgar con más frecuencia. Se puede observar cómo
las personas que más luchan por acercarse a Dios, son las que más
disfrutan de las cosas relativas a Él. Si fomentemos nuestra unión
con Dios, Él nos dará ese gusto por las cosas divinas.
Pensemos cómo es nuestro gusto por las cosas divinas, para
saber cuánto nos falta acercarnos a Dios.
3) Para vivir
El corazón del hombre sabio tiene el gusto y el sabor de Dios.
Podemos escucharlo o podemos no escucharlo. Dice el Papa
Francisco que si escuchamos al Espíritu Santo, Él nos enseña a ver
con los ojos de Dios, escuchar con las orejas de Dios, amar con el
corazón de Dios, juzgar las cosas con el juicio de Dios. Este don
surge de la intimidad con Dios, de la relación íntima que tenemos
con Dios.
Decía el Papa que esa sabiduría se palpa cuando una madre le
reconviene dulcemente y explica con paciencia a su hijo el por qué
su proceder no fue correcto. O cuando el esposo y la esposa se
pelean y no se miran o si se miran lo hacen con el ceño fruncido...
pero deciden hacer las paces y vuelven a empezar de nuevo en
paz… Eso es el don de la sabiduría.
Con esta sabiduría, finalizaba el Papa, vamos adelante,
construimos la familia, construimos la Iglesia, y todos nos
santificamos. Y pidámosle este don a la Virgen, quien es la Sede de
la Sabiduría.
( articulosdog@gmail.com )