ALGO MÁS QUE PALABRAS
AL SER HUMANO EN EL ESPACIO HAY QUE DARLE CONTINUIDAD
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Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
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El camino de la exploración nos ha llevado a la presencia de personas en el espacio, uno de los
grandes logros de la humanidad, cuya celebración fue proclamada por Naciones Unidos (12 de abril),
evocando la figura del ciudadano soviético nacido en Rusia, Yuri Gagarin, que realizó el primer vuelo
espacial tripulado en 1961, un evento histórico de primera magnitud que bien vale la pena recordar, por su
importancia investigadora para la familia humana. A mi juicio, pienso que tan importante como reservar
este territorio aéreo a fines pacíficos, es que podamos reafirmarnos en la grandeza de este conocimiento
científico y tecnológico. Aún en tiempo de dificultad, con las finanzas públicas en situación espinosa
mientras las economías luchan por volver a los niveles de crecimiento económico previo a la crisis,
tenemos que generar nuevas ilusiones con el haber de un objetivo claro, la de mantener el orbe como
patrimonio de toda la especie.
Indudablemente, al ser humano en el espacio hay que darle continuidad para poder explorar
universos comunes que son inagotables en sus maravillas; además cuando pensamos haber llegado a la
cúspide, nos encontramos que estamos en el principio. Reconocerlo es ya un paso significativo. Cuando
uno se adentra en los grandes científicos de la era espacial también nos recuerdan que el verdadero
conocimiento germina de una sabiduría profunda, en base a sus muchas horas de trabajo continuo y de
reflexión permanente, de muchas miradas más allá del ojo de la mente y de muchas escuchas más allá de
la simple percepción. Uno tiene que encontrarse con el espíritu del asombro y con la realidad de la
vivencia. Considero vital, pues, alentar este entusiasmo por la ciencia, pero también les pedimos una
apertura, para comunicar la buena nueva de las maravillas del éter, de las bellezas con las que vivimos
rodeados, y que tantas veces se nos pasan desapercibidas.
Naturalmente, los programas siderales no pueden decrecer. Sí fundamental es la cooperación
internacional en la divulgación y la educación sobre el vacío, no menos esencial es continuar avanzando
en esa exploración (no explotación) por el cosmos, para cuando menos intentar controlar el entorno en el
que vivimos. Es cierto que no podemos poner en la ciencia y en la tecnología, respuesta a todos nuestros
interrogantes, que son muchos y variados; hay temas que nos trascienden, que necesitan de la filosofía o
de las creencias, de ahí la necesidad de indagar con valentía y prudencia, con la mente abierta y desde el
respeto a otras ramas del conocimiento humano.
Por otra parte, no debemos olvidar, aunque vivamos en una era de reestructuración, que el
espacio es patrimonio de todos y por ello, debe ser objeto de cooperación y acuerdo internacional.
Estamos ante una empresa verdaderamente global. Junto a esta consideración, hemos de subrayar el
trascendental avance en el desarrollo de la ciencia y la tecnología espaciales y sus aplicaciones que ha
permitido al ser humano examinar el universo, y los extraordinarios logros en las actividades llevadas a
cabo en los últimos años, incluido el conocimiento cada vez más profundo del sistema planetario y del sol
e inclusive del propio planeta Tierra. Por mucho conocimiento adquirido, siempre hay una sorpresa que
nos acecha.
Sin duda, debemos dejarnos sorprender y admirar por el lenguaje del cielo, por el vuelo de las
emociones, por la sensación de infinito, aunque sólo sea para la expansión de nuestra mentalidad a través
de tantas imágenes fantásticas. Como ya he dicho, en el océano del universo cuando todo parece
conquistado surgen nuevas dimensiones que nos dejan perplejos, lo que nos hace reivindicar la necesidad
de que prosiga la secuencia investigadora siempre. Nos alegra, en consecuencia, que al mismo tiempo
exista una sensibilidad creciente en nuestros días de la preservación de lo armónico entre la humanidad y
el firmamento. Aún son muchos los retos, pero la motivación está ahí, siempre lo estuvo, y no debemos
poner cerrojos a este apasionado sueño para que, juntos y entre todos, reencontremos la clave para seguir
avanzando en temas de salud, de asistencia, de seguridad, de vida en definitiva acorde con la inmensidad.
Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
9 de abril de 2014