ALGO MÁS QUE PALABRAS
EL MUNDO PRECISA LIBRAR MÁS DINERO PARA EDUCACIÓN
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Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
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Me parece que el mundo tiene que invertir mucho más presupuesto en la tarea educativa. En la
actualidad, hay un déficit en la educación universal de calidad, tanto en la escuela primaria como
secundaria. Al mirar a mi alrededor hoy en día, percibo esta necesidad de preparación para vivir en
plenitud. La misma Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), dice que para alcanzar las metas educativas se requiere recursos financieros, los cuales se
han reducido debido a un recorte de la ayuda internacional. Por ello, insta a los países a compensar este
déficit mejorando la recaudación tributaria y su posterior redistribución a la tarea formativa. Hoy se hace
dificultoso transmitir de una generación a otra valores y reglas de comportamiento. Lo saben bien los
padres de familia, los docentes, y todos los que tienen responsabilidades educativas directas. Parece como
si el fracaso truncara nuestras expectativas y nuestros esfuerzos por formar personas de bien. De ahí, esa
emergencia educativa que ha de propiciarse más allá de una mera transmisión de contenidos en un orbe
que evoluciona con gran rapidez.
Evidentemente, hemos de crear ambientes más favorables a la educación y, para ello, es esencial
el apoyo a los maestros para mejorar la calidad del aprendizaje. Desde luego, los docentes no pueden
cargar con toda la responsabilidad que conlleva la tarea educativa. Y en este sentido, los gobiernos deben
ofrecer incentivos alentadores para que no abandonen la docencia aquellos docentes capacitados para
impartir una formación para la vida, y desde la vida. Es hora de que se superen las desigualdades
destinando los más cualificados maestros a las zonas más problemáticas de un país. También los padres
han de colaborar con el educador y, de este modo, ayudarles a superar los posibles conflictos que surjan
en el aprendizaje. Por otra parte, en sociedades étnicamente diversas como las actuales, los docentes
deberán aprender a enseñar en más de un idioma, y los gobiernos deberán activar los programas de
formación de docente para que el educador esté verdaderamente cualificado y acorde con los tiempos y
las culturas variadas. Por eso, es importante que los encargados de esta formación dispongan de
conocimientos y experiencias sobre lo que son los problemas reales de la enseñanza en el aula y el modo
de afrontarlos desde esta pluralidad.
En educación, por tanto, no se pueden escatimar recursos económicos. A mi juicio es vital que
los chavales que han abandonado sus estudios retornen a la escuela. Todos nos merecemos una segunda
oportunidad. Los gobiernos deberán fomentar que así sea, con programas de aprendizaje acelerado y
objetivos atrayentes. Si en verdad queremos acabar con la atmósfera de mediocridad que nos invade, con
la desilusión por el aprendizaje, tenemos que hacer valer la docencia, así como velar por que todos los
niños puedan tener acceso a un educador bien capacitado y mejor motivado. No se pueden transformar
vidas si el docente carece de cualidades y de formación. Sin duda, todos los seres humanos tienen derecho
a la educación, a tener conocimiento, pero también a poseer un juicio crítico y a poder disfrutar
aprendiendo.
En esta apasionante tarea educativa, todos juntos tenemos que estar dispuestos, aunque los
papeles y las responsabilidades de cada uno sean distintas, a donar lo mejor de nosotros mismos, para
que se haga realidad el objetivo de formar buenos ciudadanos, sabiendo que por el analfabetismo se
retorna a los tiempos de la esclavitud, y, en cambio, por la educación se asciende al goce de la realización
humana. No se puede pretender cambiar el mundo si el activo educativo flojea. Estoy convencido, que
atravesaremos el horizonte de la luz en la medida que el aprendizaje se haga extensivo a toda la especie.
Al fin y al cabo, un ser no está completo hasta que no se instruye y se le enseña a respetar, a nutrir su vida
de pensamientos y razones, y a desnutrirse de carreras que no sosiegan el alma para poder convivir.
Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
26 de marzo de 2014