«Gracias, che»
P. Adolfo Güémez, L.C.
La primera vez que escuché algo sobre mons. Jorge Bergoglio, fue en noviembre de 2006,
cuando pisé suelo Bonaerense también por vez primera.
En Buenos Aires era bien sabido que su obispo era un pastor con olor a oveja. Que no
imitaba la usanza de otros, y que vivía con sencillez y radicalidad su vocación. Pero de ahí
a pensar que algún día se convertiría en Sumo Pontífice había un abismo.
Pero así fue. Hace un año, Jorge Bergoglio desapareció, para hacer nacer al primer papa
llamado Francisco, el primero del continente americano, y también el primero de la orden
jesuita. Records importantes, pero que palidecen frente a los alcanzados en tan solo 365
días desde el inicio de su pontificado.
LOGROS HUMANOS (que, a fin de cuenta, son siempre los más significativos):
En su primera aparición en público, antes incluso de bendecir a la multitud, pide que
recen por él. Y lo hace de una manera tan humana, que enseguida conquista los
corazones de la gente sencilla.
Fomenta y testimonia la austeridad de vida.
Invita a un niño con Síndrome de Down a dar una vuelta en su Papamóvil.
Igualmente, se detiene espontáneamente para saludar, abrazar e invitar a subir con él
a un sacerdote amigo que se encontraba entre la multitud de la Plaza de San Pedro.
Abraza con cariño a Vinicio Riva, un hombre completamente desfigurado a causa
de una rara enfermedad llamada neurofibromatosis.
A dos semanas de ser elegido, celebró el Jueves Santo en la cárcel para menores de
Casal del Marmo, lavando los pies de 12 jóvenes condenados, 10 hombres y 2
mujeres. «Como cura y como obispo debo estar a vuestro servicio, es un deber que
nace de mi corazón», les dijo.
Se dio el tiempo para llamar a personas que estaban pasando por momentos
difíciles: un párroco gravemente enfermo, una mujer que fue víctima de una
violación, entre otros.
Subastó una motocicleta para donar el dinero a los más pobres.
Recibió de los jugadores del equipo de fútbol argentino San Lorenzo de Almagro la
copa de campeones del Torneo Inicial de Argentina.
Se prestó para tomarse un “selfie” con un grupo de jóvenes.
Invitó a algunos indigentes a su cena de cumpleaños.
LOGROS ECLESIALES:
Es el primer Papa de la era moderna en sustituir a otro emérito.
Comienza la reforma de una curia romana con siglos de antigüedad. Para ello,
convoca a un grupo de 8 cardenales de todo el mundo que le sirva de consejo.
Continúa y lleva a su término el proceso iniciado por Benedicto XVI de blanquear
las finanzas vaticanas.
Publica su primera encíclica –escrita a dos manos con el papa Ratzinger–, «Lumen
Fidei» (29-06-2013); así mismo, publica la valiente exhortación apostólica
«Evangelii Gaudium» (24-11-2013), que fija las líneas maestras de su pontificado.
Continúa la lucha radical del anterior Pontífice contra la pederastia, haciendo de la
Iglesia, la institución que más la combate a nivel mundial.
Viaja a Río de Janeiro, reuniendo a millones de jóvenes, desafiándolos a una vida
más auténtica y comprometida con Dios, con los demás y consigo mismos.
Crea 19 nuevos cardenales.
Pide a la Iglesia que, dejando atrás los moralismos, nos dediquemos a anunciar
sobre todo el amor de Cristo.
LOGROS MUNDIALES:
Cambió la imagen de la Iglesia, reencendiendo el interés de los medios de
comunicación en el Papado a nivel mundial.
Su sonrisa ilumina las redes sociales de cada rincón de la tierra.
Supera los 12 millones de seguidores en Twitter.
Es nombrado hombre del año por la revista Time.
Nominado a recibir el Premio Nobel de la Paz.
Generó un movimiento mundial para lograr la paz en Siria. «La guerra es siempre
un fracaso de la humanidad. (…) La violencia, la guerra, llevan sólo a la muerte».
Condenó firmemente el sistema financiero mundial, por generar desigualdades e
injusticias.
Es colocado como portada de la revista Rolling Stone.
Estos son sólo algunos de sus logros. Pero el más importante de todos es ser un Papa de
corazón, que sabe que no vino a ser servido, sino a servir.
Por eso, si no es demasiado atrevimiento, me despido con un simple «gracias, che».
aguemez@legionaries.org