Voz del Papa
La luz de la fe (IX)
José Martínez Colín
1) Para saber
Al capítulo tres de la Encíclica “Lumen Fidei” el Papa Francisco
lo tituló: “Transmito lo que he recibido”. Se trata del compromiso
recibido en el bautismo de transmitir la fe que hemos recibido.
Tener fe es haber recibido el amor de Dios, y esta alegría de la
fe no puede retenerse solo para uno mismo, es preciso transmitirla.
Así como la luz de Cristo brilla como en un espejo en el rostro
de los cristianos, dice el Papa, de esa manera cada uno hemos de
luchar por reflejar a Cristo. Así como en la liturgia pascual la luz del
cirio enciende otras muchas velas, de esa manera también la fe se
transmite, por contacto, de persona a persona, como una llama
enciende otra llama.
Ha sido una cadena ininterrumpida de testimonios que se
remontan hasta la vida de Jesús como nos ha llegado conocer su
rostro. Nosotros somos el último eslabón de esa cadena y nos
corresponde transmitirlo a las próximas generaciones que son los
siguientes eslabones.
El Amor, que es el Espíritu y que mora en la Iglesia, mantiene
unidos entre sí todos los tiempos y nos hace contemporáneos de
Jesús, convirtiéndose en el guía de nuestro camino de fe. Por ello la
Iglesia, que es una Madre, nos enseña a hablar el lenguaje de la fe
y nos orienta para no perder el camino en la vida.
2) Para pensar
Es importante tomar la conciencia del bien que se hace a los
demás al compartir la fe. El Papa Francisco ha dicho que hemos de
hacerlo atrayendo hacia la fe.
Contaba una persona que le interesaba que su amigo se
acercara más a Dios, pues tenía mucho tiempo que había dejado de
vivir su fe. Un día que caminaba con su amigo y pasaba frente a
una iglesia le manifestó que quería pasar a la iglesia para hacerle
una visita al Santísimo y lo invitaba para que lo acompañara. Su
amigo se puso un poco nervioso y le contestó que mejor lo
esperaba afuera, que no quería entrar. Al salir, el amigo le dijo con
tono algo burlón: “¿Y qué te ha dicho el Santísimo?” El otro le
contestó: “Sí, me dijo que te espera”. El amigo se quedó serió y
pretendió no darle importancia, pero no se le quitaba de la mente
que el Señor lo esperaba. Y, en efecto, después de un tiempo esa
idea fue consolidándose y le llevó a que entrara a una iglesia
decidido a confesarse y reiniciar su vida de trato con Dios.
El Señor se vale a veces de una frase, de un acontecimiento,
de un gesto, para que como una semilla vaya creciendo hasta que
produzca fruto en el alma.
3) Para vivir
La fe no es únicamente una opción individual que se hace en
la intimidad del creyente. Quien cree nunca está solo, porque la fe
tiende a difundirse, a compartir su alegría con otros. Es imposible
creer cada uno por su cuenta. Es maravilloso que el Señor se valga
de cada uno para seguir transmitiendo la fe y alegría.
Tertuliano lo ha expresado diciendo que los bautizados son
recibidos en la casa de la Madre para alzar las manos y rezar, junto
a los hermanos, el Padrenuestro, como signo de su pertenencia a
una nueva familia.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la
Universidad de Navarra
( articulosdog@gmail.com )