Disponibilidad desde el amor y para amar
P. Fernando Pascual
22-2-2014
Sentimos una llamada interior y respetuosa: Dios nos pide un paso más en el camino del amor. ¿Cómo
acoger Su voz? ¿En qué manera responderle?
El corazón necesita abrirse por entero a una experiencia: Dios me ama. Sólo desde la certeza del Amor
divino surge la disponibilidad. Sólo desde la escucha del Verbo mi alma comienza a vivir abierta a lo
que Dios pueda pedirme cada día.
Así estamos listos para la escucha, para el discernimiento. El Evangelio nos da las pistas esenciales. El
Espíritu Santo hace comprensibles hechos del pasado y del presente que empiezan a tener significado.
Un confesor, un amigo bueno, me acompaña en la tarea de comprender qué petición me llega desde el
Corazón mismo de un Dios bueno.
Si hay experiencia del Amor, si hay una disponibilidad madura y generosa, si hemos realizado una
correcta lectura de las señales divinas, estamos listos para las decisiones.
Es cierto: sigo siendo libre. Nunca me sentiré obligado a amar, porque el amor surge desde la libertad y
nos lleva hacia la plenitud cuando escogemos bien. Pero esa libertad sólo llegará a ser madura y sana si
se mantiene abierta y disponible, como los patriarcas, como los profetas, como la Virgen María, como
los Apóstoles y los santos de todos los tiempos.
Sí, Señor, aquí me tienes, disponible. Acojo tu Amor en mi vida. Acepto todo aquello que me pides
para avanzar hacia la verdadera caridad. Ayúdame con tu gracia, ilumina mi inteligencia, da fuerzas a
mi corazón. Lánzame a la aventura del amor desde esas palabras que Tú mismo dijiste al hacerte
Hombre para salvarme: “¡He aquí que vengo (...) a hacer, oh Dios, tu voluntad!” ( Hb 10,7).