Ver como Cristo
La luz de la fe (IV)
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
La encíclica del Papa Francisco contiene interesantes aspectos
sobre la fe. Ya hemos reflexionado que la fe es creerle a alguien, y
más si ese alguien es un experto. Por ejemplo, dice el Papa, se le
cree al arquitecto que nos construye una casa y confiamos que no
se va a caer. O se le cree al farmacéutico que nos da la medicina
adecuada para curarnos. En muchos ámbitos de la vida confiamos
en personas que conocen las cosas mejor que nosotros. Ahora bien,
el experto en las cosas de Dios es Jesús mismo. Es a Él a quien le
creemos. Le creemos no porque entendamos perfectamente los
misterios de la fe, sino porque confiamos en Él. Y confiamos porque
nos ama y lo ha demostrado.
Además de creerle a Jesús lo que nos dice sobre la realidad, la
fe implica otro aspecto decisivo: nos lleva a mirar la realidad como
Él la mira. Se trata de unirnos a Cristo para poder creer: “la fe no
sólo mira a Jesús, sino mira desde el punto de vista de Jesús, es
una participación en su modo de ver” (Lumen fidei, n. 18).
Se trata, pues, de “sentir” como Cristo. Por ejemplo, de
comportarnos como hijos de Dios, como Jesús lo hizo con su Padre.
2) Para pensar
El camino para llegar a Dios es Cristo. Cuando Santo Tomás
apóstol le pregunta: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo
podremos saber el camino? Le respondió Jesús: Yo soy el Camino,
la Verdad y la Vida; nadie va al Padre sino por mí. Si me habéis
conocido a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora le
conocéis y le habéis visto”. (Sn Jn 14, 5-7). De ahí la importancia de
querer identificarnos con Él. Y para ello es imprescindible tratar al
Señor lo más que podamos.
Comentaba Mons. D. Luis María Martínez, quien fuera
arzobispo de México, que el deseo de amar más a Jesucristo lleva a
algunos a querer vivir siempre junto a Él, gozando siempre de su
presencia, y llegan a proponerse hacerlo todo «con Él», y, a base de
esfuerzo, lo logran: trabajan con Él, oran con Él, viajan con Él… la fe
les asegura que está muy cerquita. Y refieren de una persona
excelente que se había acostumbrado de tal manera a hacerlo todo
«con» Jesucristo, que una vez se distrajo en la taquilla de la
estación de trenes y compró dos boletos…, porque en todo eran
dos. Había pedido un para él y otro para Jesús.
3) Para vivir
Gracias a que el Hijo de Dios se hizo hombre, tenemos un
ejemplo inigualable para imitar. Los hombres podemos hacer las
cosas como Cristo las hizo, y mirar las cosas como Cristo las miró. Si
lo hacemos de esa manera, seremos personas de fe, nos
moveremos según la fe.
San Josemaría Escrivá solía a lo largo del día repetir mucho
una jaculatoria, que era una petición, que le ayudaba a mirar las
cosas de modo divino. Podemos adoptar esa costumbre y repetirla
también muchas veces. La jaculatoria dice: “Que vea con tus ojos,
Cristo mío, Jesús de mi alma”.
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