ME PREGUNTO
Queda muy poco para cerrar este año.
Ya, prácticamente, no vive sino que expira.
Frente a ello necesario se hace el mirar al que viene.
¿Cambiará algo por el único hecho de cambiar un 13 por un 14?
Sin duda que todo pinta para ser un año especial.
Especial porque año electoral y todo lo que ello conlleva.
Especial porque año de campeonato del mundo y lo que ello implica.
¿Alcanza ello para colmar al año?
Evidentemente que no, ello solamente será un aditamento especial.
El año no son los acontecimientos extras sino que lo importante del mismo
son los acontecimientos cotidianos.
¿Cambiará algo si yo no cambio?
¿Todas esas realidades cristianas de las que carezco me las dará el 14 o
debo trabajarlas una a una para que sean en mí?
¿Cambiar implica dejar de ser como soy?
Sé que no deseo dejar de ser quien soy.
Sé que debo conservar mi identidad.
Ello no impide que pueda adquirir muchas de esas realidades que deseo
estén en mí.
No quiero cambiar para identificarme con alguien.
Quiero cambiar para ser mejor persona y, así, ser más yo.
Para mí ser mejor persona implica ser mejor como ser humano y así ser
mejor como cristiano, salesiano y sacerdote.
¿Podré ser más coherente?
Ella es una de las realidades que, en lo personal, más me cuestiona.
Sobradamente sé que siempre hay mucho espacio para mejorar y se
necesita ser muy necio para creerme que ya he llegado a lo máximo.
Diariamente convivo con mis incoherencias y, por lo tanto, muy bien que sé
todo lo mucho que aún me resta por lograr.
Ello no me lo obsequiará el 14 sino que será un pequeño pasito más en la
medida que me empeñe en poder darlo.
¿Será un año nuevo?
La gran mayoría de las realidades a las que deberé enfrentar no serán
diversas a las que ya he venido realizando.
Será nuevo en la medida que me ocupe de ellas con un corazón renovado y
un espíritu nuevo.
Será nuevo en la medida que posea la capacidad de ir al encuentro de la
novedad de los demás y no me limite a verles con ojos repetidos.
Dicha capacidad no me la traerá el 14 sino que deberé construirla
diariamente.
Podría continuar mirando lo que viene y realizándome preguntas para
concluir que todo se limita a una renovada tarea cotidiana.
Es, sin duda, una tarea que nunca he realizado puesto que nunca he vivido
un año como el que se avecina.
Me podrán decir que muchos son empeños que me propongo año a año.
Tal cosa será verdad pero siempre nos enfrentamos a un tiempo por
descubrir.
No es un algo que me propongo realizar a partir del cambio del 13 por el
14.
Es un algo que comenzó ayer y se prolonga en todos los días del 14.
Será un año nuevo en la medida que sepa vivir cada momento como ese
momento único que Dios me regala.
Será un año nuevo donde no me impulse la prisa por vivirlo sino la
intensidad con que pueda vivir cada uno de los instantes.
Miro el 13 que se marcha y debo reconocer que muchas cosas he
aprendido.
Miro el 13 que se retira y sé que marcha llevándose una serie de cosas que
no he realizado.
No puedo volver a reiterar los mismos errores.
Debo demostrarme que he aprendido y ello implica incorporarlo a la vida.
De nada sirven las lecciones aprendidas que no se hacen estilo de vida.
Por ello es que me pegunto si el 14 será un año donde pueda demostrarme
que he sabido vivir el 13 que se queda atrás.
Solamente así podré vivir a diario un FELIZ AÑO NUEVO.
Padre Martín Ponce de León SDB