Cristo Redentor
P. Fernando Pascual
14-12-2013
Sólo cuando entendamos lo que es el pecado podremos entender, un poco, lo que es la
redención.
El pecado implica esclavitud, malicia, injusticia, muerte. El pecado destruye el corazón y daña
las relaciones. El pecado sitúa a quien lo comete lejos de Dios y en el bando del Maligno.
Por eso la redención es el don más grande, más hermoso, más urgente, que Dios ofrece a quienes
lo acogen libremente.
La mirada del alma se dirige hacia Cristo, Redentor del mundo y de la historia, Pastor que da la
vida por las ovejas, Rey manso y humilde que invita a un banquete de bodas.
Cristo es el Redentor que tanto necesita nuestro mundo moderno, y que tanto anhelan nuestros
corazones. A Él invocan, a veces sin tener una clara conciencia de ello, todos los pecadores que
desean romper con el mal y empezar una vida nueva.
Con las palabras de la primera encíclica del Papa Juan Pablo II, recordamos que “la única
orientación del espíritu, la única dirección del entendimiento, de la voluntad y del corazón es
para nosotros ésta: hacia Cristo, Redentor del hombre; hacia Cristo, Redentor del mundo. A Él
queremos mirar nosotros, porque sólo en Él, Hijo de Dios, hay salvación, renovando la
afirmación de Pedro: «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna» ( Jn 6,68)”
(“Redemptor hominis”, n. 7).