MANDELA
Por más que haya sido una noticia esperada no ha dejado de ser una noticia
impactante.
Sin lugar a dudas que se ha ido alguien que, poco a poco, ha sabido ganar
mi admiración y mi simpatía.
Por ello es que, tal vez, este artículo no sea muy objetivo.
Se ha ido alguien que es mucho más que un ser humano.
Ya en vida era una particular mezcla de símbolo y de mito.
Sin duda que lo sabía pero ello no le hizo perder su sencillez y su sonrisa.
Todo podría haber sido muy distinto en su Sudáfrica si no hubiese sido por
él y su carisma.
Sus muchos años de cárcel lo convirtieron en un símbolo de lucha y
resistencia.
Sus años en prisión fueron su tiempo de una particular lucha contra el
régimen y su política separatista.
Los años picando piedra en una cantera, como prisionero, lo fueron
convirtiendo en ese símbolo que se agigantaba y motivaba resistencia.
El régimen lo había quitado del medio pero se volvió la presencia más
incómoda puesto que se instaló en el medio de la resistencia.
Eran tiempos muy difíciles de violencia, persecuciones y resistencias.
Cuando alcanzó la libertad debió afrontar múltiples complicaciones.
Problemas familiares, dificultades sociales y políticas.
Con su carisma personal y su reconciliación nacional fue adquiriendo
dimensión de mito.
Era mucho más que una mano tendida. Era una amplia sonrisa para la
unidad nacional.
Una unidad en la que nadie creía mucho pero él la hizo posible.
Con gestos sencillos y con determinaciones audaces, pero pacíficas, fue
logrando la reconciliación interna.
Quizás aún falte mucho. Quizás aún existan algunas resistencias pero, sin
duda, se caminó muy de prisa porque era él quien estaba al frente de esos
nuevos pasos.
En poco tiempo lo suyo trascendió las fronteras de su tierra para ser un
símbolo y un mito a nivel mundial.
El “Tata Madiba” se ha transformado en un referente mundial del perdón y
la reconciliación como instrumentos portadores de paz.
Quizás haya quienes no se interesen en mirarlo porque no se interesan en
sus instrumentos constructores de paz.
Quizás haya quienes no se interesan en mirarlo puesto que no están
dispuestos a transitar por caminos tan difíciles como los suyos.
Una vez que entregó el primer gobierno de la nueva Sudáfrica se retiró a su
vida en familia.
Pero ese retiro fue, únicamente, un acto protocolar.
Aún, hasta hoy, ha continuado siendo el referente ineludible.
Los años de cárcel fueron mostrando que no habían sido años fáciles.
No había sido un prisionero rodeado de lujo sino que su cuerpo llevaba
dentro un deterioro que pasaba factura.
Sus asuntos de familia también deterioraban, con golpes duros, su fortaleza
de titán.
Su físico se deterioraba pero no así su fortaleza interior que le continuaba
animando a ser un punto de mira del mundo entero.
Todo lo suyo no era indiferente ni pasaba desapercibido por muchas
miradas que se mantenían puestas en él.
Mucho se ha escrito sobre su vida.
Mucho se ha filmado sobre su tiempo y su acción.
Ahora es tiempo de que el mito comience a agigantarse.
Ahora es tiempo de que el símbolo se conserve y se imite.
Quizás no sea para todos el utilizar esas camisolas coloridas que solía lucir
pero ha de ser para todos la utilización de la sonrisa, la mano tendida y los
gestos sencillos.
Quizás no sea para todos el utilizar el ritmo de la música como solía él pero
ha de ser para todos el perdón, la reconciliación y la unidad.
Solamente se me ocurre hacer silencio mientras imagino a Gandhi y a
Luther King recibiéndole en el cortejo de su entrada al más allá.
Solamente se me ocurre hacer silencio mientras doy gracias a Dios que
continúa permitiendo la presencia de seres a los que reconocemos como
símbolos y los transformamos en mitos.
Nelson Mandela, “Tata Madiba”…….. paz en tu tumba.
Padre Martín Ponce de León SDB