La Mano de Dios
“En medio de la despreocupación por el presente y el
futuro de los corruptos, de repente la escena cambió”
1.-La mano de Dios en el festín de Baltasar (Daniel 5)
El rey Baltasar entró solemnemente al majestuoso salón del
festín pagano acompañado de mil de sus dignatarios,
precedidos por una cohorte que portaba antorchas
flameantes.
Todos reían y se intercambiaban chistes soeces pensando
en el banquete que les esperaba.
No era la primera vez que el rey malgastaba sumas
enormes del erario público, pero a nadie le importaba, ya
que el pueblo hacinado en simples casuchas y preocupado
por subsistir por medio de las migajas repartidas de las
mesas de los poderosos ya hacía tiempo había perdido la
esperanza de un porvenir promisorio.
La música estridente, cual moderno boliche del siglo XXI,
resonaba en la sala suntuosa esparciendo su hipnotizante
sonido y escapaba por los innumerables pasillos de palacio
augurando a la soldadesca, vigilando por la seguridad de
los corruptos, el consabido pillaje posterior al banquete que
siempre permitía pingües ganancias.
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Cortesanas voluptuosas se aprestaban a ofrecer sus
servicios a los dignatarios que las miraban desde sus
pupilas de prometedora lujuria.
El vino corría por doquier, y ya comenzaban a detectarse
los primeros síntomas de la borrachera, que en algunos ya
habituados, era el preludio de las sombras del delirium
tremens.
Baltasar, inspirado por el poder que detentaba, solicitó los
vasos sagrados de oro y plata que Nabucodonosor su padre
había sacado del templo de Jerusalén, para que él, sus
dignatarios, sus mujeres y sus concubinas pudieran
continuar bebiendo, agraviando al Dios verdadero con el
culto idolátrico a sus dioses falsos ante quienes quemaban
abundante incienso y osando brindar con los vasos así
profanados.
En medio de la despreocupación por el presente y el futuro
de los corruptos, de repente la escena cambió.
Unos dedos de mano humana comenzaron a escribir Mené,
Tequel y Parsín.
Baltasar perdió totalmente la compostura, y el miedo hizo
que sus pensamientos lo llenaran de espanto.
Los sabios fueron inútiles a la hora de interpretar el sentido
de las palabras por lo que “el rey Baltasar sinti￳ un gran
temor, cambió de color, y sus dignatarios quedaron
consternados” (Dn. 5, 9). A instancias de la reina se
presenta Daniel, uno de los deportados que fue traído de
Judá.
Daniel señala al rey Baltasar que su padre fue depuesto a
causa de su arrogancia y humillado hasta que supo “que el
Dios Altísimo domina sobre la realeza de los hombres y
entroniza a quien él quiere” (Dn. 5, 21).
Recrimina a Baltasar que no aprendió del pasado, que no
ha querido humillarse y que colmó la medida al profanar los
vasos sagrados del Templo de Jerusalén mientras rendía
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culto a dioses que no oyen , ni entienden, dejando de
celebrar al Dios verdadero.
Instado por el poder real explica que Mené significa que
“Dios ha contado los días de tu reinado y les ha puesto fin;
Tequel: tú has sido pesado en la balanza y hallado falto de
peso; Parsín: tu reino ha sido dividido y entregado a los
medos y a los persas” (Dn. 5, 26 a 28).
“Esa misma noche, mataron a Baltasar, rey de los caldeos”
(Dn. 5, 30) “y Darío el medo lo sucedi￳ en el trono a los
sesenta y dos a￱os de edad” (Dn.6, 1).
2.-La mano de Dios en el mundo globalizado.
En la colina Anhidros se levantaba la majestuosa mansión.
Enmarcado por la imponente entrada, Asmodeo,
representante del mundo globalizado, recibía pletórico de
satisfacción a sus prominentes invitados: legisladores,
funcionarios del poder político, jueces, poderosos dueños
de laboratorios, ricos empresarios y dueños de emporios
periodísticos.
Se reunían para festejar el fin de año, atiborrados de poder
y suficiencia.
Distribuidos estratégicamente en mesas con capacidad para
diez personas, y congregados según los diversos idiomas de
la Babel actual, daban rápida cuenta de los exquisitos
manjares rociados por vinos finísimos.
Conversaban por el éxito alcanzado durante el año en sus
respectivos países por la aprobación de leyes promotoras
del aborto y la eutanasia, como así también la dedicación
de ingentes sumas de dinero para el año entrante en planes
de salud reproductiva.
Reían ante la ingenuidad de los pocos que se habían
atrevido a oponerse, sin suerte, a la cultura de la muerte.
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No se animaban a comentar los dineros que engrosaron a
sus cuentas ocultas, provenientes de los “mercaderes de la
muerte”.
Los había de todos los credos e ideologías: bautizados
como católicos, u otras iglesias cristianas, no creyentes y
confesados abiertamente como ateos, marxistas y nazistas,
materialistas y cultores del goce permanente. Los
congregaba un solo denominador común: el negocio.
Atrás habían quedado proyectos nacionales de promoción
del bien común y a favor de los pobres. El mundo entero no
quería a los pobres, que molestaban con su presencia.
Más aún se felicitaban porque los habían favorecido
diezmándolos con los proyectos anti-vida y de universal
miseria y sometimiento.
No importaba si la familia quedaba en la trastienda de la
sociedad con tal que los votos de las “minorías genéricas”
prometieran aportes futuros.
Hacían caso omiso de promover fuentes de trabajo
genuino, ya que las dádivas de ocasión seguirían
dominando y asegurando el “voto cautivo” de los más
desprotegidos.
Los ricos empresarios seguirían engrosando sus fortunas a
costa de la explotación de los trabajadores que ya casi ni
descansaban, porque despojados del domingo se veían
imposibilitados de dar culto a sus creencias.
Los jueces amigos del anfitrión, -haciendo chocar sus copas
rebosantes de vinos añejados- contaban las argucias
utilizadas para legitimar lo innoble y degradante de la
persona humana como la autorización del homicidio por
medio del apoyo al aborto “no punible”, cumpliéndose el
vaticinio del profeta cuando dice “ustedes convierten el
derecho en veneno y el fruto de la justicia en ajenjo” (Am￳s
6,12).
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Todos se burlaban del quebranto permanente de las leyes
de mayor jerarquía
-entre ellas las mismas Constituciones de los diferentes
países- promoviendo leyes nuevas en los distintos lugares
habitados por el hombre trocados éstos en nuevas
“republiquetas”, al servicio del poder universal, con la
indiferencia de la población y el rechazo de los honestos
que hacían oír –todavía- su voz.
¡Pobres ilusos los que pretenden que se respeten las leyes
humanas, si ya se han quebrantado orgullosamente las
divinas!
Si en algún país todavía estaba prohibido el aborto, se
castigaba a quienes osaran –aún cumpliendo la ley-
denunciar el delito y los fiscales hacían la vista gorda ante
la apología del homicidio.
Los países sin agua potable -como “Anhidros”- pero con
mucho dinero, estudiaban, a través de sus jefes, la forma
de apoderarse del subsuelo de las naciones que la tenían en
abundancia, junto al expolio constante ya comenzado en
distintas partes, de las riquezas naturales.
Transcurría la fiesta detrás de la fachada de una felicidad
que ilusoriamente se pensaba eterna y con la “seguridad”
que da la soberbia de nuevos avances en los llamados
éxitos humanos: los negocios.
Todos brindaban en las copas de la abundancia por el
vaciamiento cultural, religioso y moral de los pueblos, -al
que contribuían los hacedores de la opinión pública lavando
los cerebros y el pensamiento- y así el hombre, lugar santo
de la presencia de Dios como los vasos sagrados del
templo, se perdía cada vez en el anonimato.
Pero los nubarrones exteriores presagiaban una feroz
tormenta, “¡Miren el huracán del Se￱or, ha estallado el
furor, arrecia la tempestad, gira sobre la cabeza de los
malvados! El ardor de la ira del Señor no se volverá atrás
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hasta haber ejecutado y cumplido los designios de su
coraz￳n” (Jeremías 30, 23.24).
Y la mano de Dios, nuevamente como antaño, está pronta -
no sabemos cuándo- , para hacer sentir su peso sobre las
cabezas despreocupadas de los necios.
3.-La mano de Dios y el Adviento
La mano de Dios se manifiesta desde el principio de la creación del
mundo como el signo de su voluntad amorosa de hacernos
participar de su misma vida, de tal modo que toda persona en el uso
honesto de los bienes de la tierra anticipa los eternos.
La mano de Dios sobre el hombre siempre tiene designios
de salvación toda vez que el hombre mismo responde a su
Creador orientándolo todo a El y a la grandeza de sus
hermanos.
La persona humana está llamada a vivir en plenitud como
lo que es: imagen y semejanza de Dios, y cuando se aleja
de Aquel de quien debe ser su reflejo se degrada y
envilece, arrastrando todo lo que toca a su destrucción
total.
El tiempo de Adviento que comenzamos nos debe poner
una vez más ante la segunda venida del Señor, de cuyo
acontecer “no sabemos ni el día ni la hora”, aunque sí
sabemos de la certeza de su cumplimiento.
En su segunda venida quedará patente lo bueno y lo malo
de cada uno, y por ello seremos juzgados.
Esto nos convoca a estar en actitud vigilante, que no sólo
es espera, sino compromiso con todo lo bueno y noble que
Dios ha puesto en el corazón de todos.
De allí, que a pesar de la crudeza de lo descrito
anteriormente, el Señor ofrece una vez más la posibilidad
de la conversión, que supone un compromiso actualizado
con la primera venida de Jesús.
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Adviento es tiempo de salvaci￳n porque “el Se￱or ya viene”
nuevamente a convocarnos a una vida nueva en la que
todo se oriente al reconocimiento y gloria de Dios, como así
también a la afirmación y elevación de toda creatura
humana.
La fe nos dice que el Señor nos ha dado una nueva
oportunidad en el tiempo que va desde su resurrección
hasta su segunda venida.
¡Aprovechémoslo! Vivamos como hijos muy queridos del
único Dios, predicando incansablemente las maravillas de
Dios, la conversión y la posibilidad siempre nueva de
cambiar la tierra en el paraíso que nos merecemos.
Si acaso la bondad de Dios no es suficiente para
conducirnos a una vida diferente, pensemos que pueden
cumplirse nuevamente las palabras del pasado: Mené,
tequel y Parsín, momento en el que uno será llevado al
encuentro del Se￱or y otro será dejado oprimido por “el
gusano que no muere y el fuego que no se apaga”.
Padre Ricardo B. Mazza. Director del CEPS “Santo
Tomás Moro” Santa Fe, 2 de diciembre de 2007.
Publicado por: Email: ribamazza@gmail.com e l domingo, diciembre
02, 2007 en www.ricardomazza.blogspot.com y en
www.stomasmoro.blogspot.com el 1° de diciembre de 2013.
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