Una familia menos cada cuatro minutos
El dato es desalentador. Ha hecho el cálculo el Instituto de Política Familiar
con los resultados de los datos que suministra el INE. El panorama, repito,
es desalentador. Si en los últimos años la crisis económica había llevado a
muchos matrimonios a resolver sus problemas sin llegar al extremo del
divorcio porque una separación resulta muy cara, parece que la sociedad
ya se hubiera acostumbrado a vivir con menos y los divorcios han vuelto a
repuntar.
La gravedad del divorcio no se entiende muchas veces en su magnitud si se
piensa en las dos personas de manera independiente. Pero si se rompe un
matrimonio, tenga o no hijos, lo que se está rompiendo es una nueva
familia.
Por eso es especialmente dolorosa está lacra que acaba con la unidad
social básica, la imprescindible. Por eso toda la población debería
implicarse en este tema y generar una cultura de defensa del matrimonio.
La Iglesia no se empeña en cerril obcecación por defender la
indisolubilidad del matrimonio. Es que es en el seno de esta institución
donde se fragua el crecimiento social.
Y si no, que se lo pregunten a millones de personas sin empleo ni hogar
que viven en estos momentos bajo el generoso amparo de la familia que
les vio nacer.
Jesús Domingo Martínez