DEBO COMENZAR EL DÍA
Supongo te ha de llamar la atenci￳n pero…….
A esta hora, generalmente, estoy comenzando a despertarme.
Hoy estoy aquí sentado y tomando unos mates.
Debo comenzar el día dándote gracias.
Sí, Señor, debo darte un gracias inmenso.
Hace unos días escribía un artículo al que titulé: “Deterioro evidente”
Sentía debía hacer algo pero chocaba con los continuos ir y venir de
por quien quería hacer algo.
No podía imponerle nada.
Debía respetarlo en su deteriorada situación.
Ayer me decidí a dar unos pasos sin consultar al interesado.
Me limitaría a informarle de lo realizado.
Fui hasta el hospital y esperé que la doctora pudiese atenderme.
Dejó el carrito con las fichas médicas puesto que estaba realizando la
recorrida por las salas.
Se acercó hasta mí y nos saludamos.
“¿Qué andás haciendo?”
“Vengo a ver si podés hacer otro “milagrito”
“No me digas que me vas a traer otro ………. (dice el apellido de un
paciente que le acerqué no hace mucho)”
“Casi, casi. La situaci￳n es casi igual”
“¿También por la bebida?”
“Si, también”
“Ya te hago la orden de internaci￳n y lo traés ma￱ana por la
emergencia”
Me podía haber puesto más complicada la situación pero, no, una vez
más me brindaba su mano solidaria.
¡Grande, la Doctora, pese a su física pequeñez!
Con la orden en el bolsillo me fui hasta la casa del hombre.
Dormía en su pieza.
Lo desperté. Lo saludé.
“¿C￳mo se ve para ir ma￱ana al hospital y quedar internado para que
lo estudien para ver lo que tiene y como pueden ayudarlo?”
“¿ A qué hora?”
“A las 7, 30”
“Sí, claro que si”
Se veía tan entregado que ya no era posible otra posición.
Sin duda que se ha de descubrir casi tocando fondo.
Poco después recibía un mensaje de su hija satisfecha por la
aceptación del padre.
Anoche, luego de la misa, donde comenté esto una persona se me
acerca para decirme: “Mirá que si precisás ayuda contá conmigo”
Supongo que la hija habrá de acompañar al padre.
Agradezco pero considero no ha de ser necesario.
¡Qué fácil es ayudar cuando tantos ayudan!
¡Qué fácil es ser la cara visible cuando hay tantas manos solidarias!
¡Qué fácil es hacer algo cuando se encuentran las puertas abiertas!
Por ello hoy debo comenzar el día con un sincero agradecimiento,
Señor.
Gracias por poner situaciones ante las que hay que hacer algo.
Gracias por poder intentar cuestionarnos por la realidad.
Gracias por no resignarnos ante las dificultades.
Gracias por las muchas manos generosas que pones en nuestra
tarea.
Gracias porque siempre se encuentra alguien que sorprende.
Gracias porque siempre hay alguien a quien agradecerle.
Gracias porque estas complicaciones solamente poseen sentido desde
vos.
Gracias porque estas realidades nos comprometen y exigen un algo
más.
Gracias porque tantas manos solidarias no hacen otra cosa que
alentarnos a brindarnos un poco más.
Gracias, Señor, porque sin vos nada de esto tendría sentido y razón.
Padre Martín Ponce de León SDB