HOMENAJE A GETAFE
Durante la década de los 60’s y principio de los 70’s, muchos cubanos escapámos
del comunismo llevándonos a nuestra familia a la Madre Patria.
En aquella época, España se encontraba en un periodo de recuperación, caminaba a
pasos agigantados; las construcciones de viviendas se multiplicaban
vertiginosamente y las urbanizaciones de la periferia cada día eran más cercanas a
las grandes ciudades.
Nosotros vivíamos en Getafe, ciudad pequeña, municipio de Madrid, distante a 13
Kms. del mismo. Testigo de varias batallas durante la guerra civil.
Era una ciudad muy industrial y la mayor parte de sus habitantes provenían de
Provincias. Venían en busca de oportunidades en la ciudad para mejor
remuneración y poder proporcionar a sus hijos una educación más sólida.
En Getafe se encuentra El Cerro de los Ángeles, Monasterio construido por
aportaciones de fieles y en el que en 1919 el Rey Alfonso XIII consagro España al
Sagrado Corazón de Jesús. A su alrededor tiene un Seminario para Sacerdotes, un
Convento de Religiosas perteneciente a la Orden Carmelitas Descalzas y cada año
es visitado por numerosos peregrinos y turistas.
Éramos los únicos cubanos en Getafe y por lo tanto todos los vecinos de la ciudad
nos conocían como: "Los cubanos de Getafe".
¡Qué gente más buena nos rodeaba! ¡Como nos querían! Muy pronto nos
consideramos familia.
Para ganarnos el sustento diario fabricábamos bolsos de piel para señoras en el
piso (apartamento) en que vivíamos, trabajábamos casi siempre hasta altas horas
de la noche y en ocasiones algunos vecinos del edificio acudían a ayudarnos en
nuestro trabajo artesanal.
Al comienzo vendíamos los bolsos en el Rastro (el pulguero). Cuando comenzó a
conocerse que nuestro producto tenia demanda, se nos acercaron propietarios de
tiendas, que eran visitadas por turistas, para comprarnos toda nuestra producción
en exclusiva.
Aquellos bolsos tuvieron mucha aceptación, estaban adornados por muchos flecos
de piel, el bolso colgaba desde el hombro y cerraba con un zipper. Era la época de
los hippies y en esta comunidad se hizo muy popular.
Estos bolsos eran fabricados con recortes de piel sobrantes que adquiríamos en una
famosa fábrica de abrigos de piel de antílope, ubicada en Madrid.
Meses después a mi esposa le ofrecieron trabajo como profesora de inglés en el
único colegio privado que existía en la ciudad, Hoy cuarenta y cinco años después,
todavía existe el Colegio. Su Director era conocido por todos como Don Leo,
excelente persona con un exquisito trato.
Vivíamos en un piso que era propiedad de la hija de un militar que había muerto en
combate al lado del Generalísimo. Esa señora, Doña María, fue en extremo servicial
y generosa con nosotros. Nos alquilo el piso totalmente amueblado y con todo lo
necesario en una casa: desde cubiertos y utensilios de cocina hasta frazadas para
cubrirse en el invierno.
En Getafe vivía y tenía su consulta un medico, el Dr. Don Lorenzo. En caso de
enfermedad, muchas veces acudió a nuestro piso y hasta nos proveía con los
medicamentos. Al preguntarle por sus honorarios, la respuesta siempre era la
misma: Fui a la Guerra al lado del Generalísimo por ser anticomunista igual que
vosotros, no me debéis nada, y yo pensaba: ¡Qué pena que en Cuba no tuvimos un
Generalísimo capaz de salvar a nuestro pueblo!
En aquel momento Getafe aun no estaba tan urbanizado y de la carretera de
Andalucía, que viene desde Madrid, se podían contemplar varios kilómetros de
campos sembrados de hermosos trigales y suficiente pasto. Diariamente, desde
nuestro balcón, veíamos pasar a los pastores que llevaban sus rebaños de ovejas a
pastar a esos campos, ayudados por sus perros.
También en Getafe vivía una numerosa colonia gitana. Muy a menudo se podía
disfrutar de los espectáculos preparados artísticamente por esta comunidad. Era un
espectáculo callejero dispuesto a brindar su arte: bailes, cantos y entretenimiento,
era un verdadero circo ambulante. Ese era su medio laboral. Paraban en una calle
comenzando inmediatamente con anuncios en alta voz para que los vecinos salieran
a los balcones de los pisos y le obsequiaran monedas presenciando la interesante
distracción.
Nuestros entretenimientos eran paseos dominicales por Madrid. Visitábamos sus
Plazas, recorriendo sus limpias y seguras calles, sus Parques cuidados con esmero,
sus antiguas Iglesias, la rosaleda del Retiro, la Casa de Campo... Y en otras
ocasiones algunos vecinos nos invitaban para ir en sus coches a visitar alguna otra
ciudad en las afueras de Madrid: Toledo, Aranjuez, El Monasterio de San Lorenzo
del Escorial y El Valle de los Caídos, monumento histórico de preciosa arquitectura
y en la que reposan unidos bajo un mismo techo los caídos de ambas partes
durante la guerra civil.
En aquellos años se repitió desde España otro éxodo al estilo de la operación Pedro
Pan. Muchos niños viajaron solos desde España a Estados Unidos con visas de
estudiantes para después reclamar a sus padres. Nuestro hijo viajo así, al igual que
otros muchos cientos de niños.
El presidente norteamericano Richard Nixon, en su segundo periodo presidencial,
fue quien autorizó el flujo masivo de cubanos desde España a Estados Unidos,
aboliendo de esa manera la separación familiar y que pudieran venir juntos los
padres con los hijos.
Nuestra estancia en Getafe fueron años muy felices, años que fortalecieron nuestra
Fe y en los que creci￳ nuestra confianza en “la Providencia Divina y la peque￱ez
terrenal”. Vivimos la generosidad y el desinterés de aquellos vecinos que se
convirtieron en parte de nuestra familia.
Nos marchábamos de Getafe con gran dolor, dejábamos atrás aquella familia que
nos había recibido con tanto calor: Don Florencio y Doña Justa, Don Pepe y Doña
Maruja, Don Francisco y Doña Enriqueta, los catalanes, Dr. Don Lorenzo, Doña
Ángela y Don Alfonso, las alumnas de Ingles de mi esposa, que siempre quisieron
saber cómo mi esposa podía introducir carne dentro de una patata.... y tantos más
que fueron parte de nuestra vida. Aquella gente trató de mitigar, cada uno en la
medida de sus posibilidades, la nostalgia de nuestra salida de Cuba. Todos, sin
excepción, se hermanaron con nosotros con nobleza y caridad. Sin esperar nada a
cambio, porque no poseíamos nada.
Aun conservamos esos lazos porque no solo es familia los que llevamos la misma
sangre, hay otra familia muy importante: la que se escoge.
Hoy Getafe es una ciudad grande, allí existe una Universidad, 2 Hospitales y un
equipo de soccer en la Liga Nacional, en Getafe hoy existen dos paradas del Metro.
Eso ha sido el trabajo y el esfuerzo de los pobladores del Getafe que nosotros
conocimos.
En la actualidad allí viven muchos cubanos, pero los vecinos viejos aun recuerdan a
los "Cubanos de Getafe".
Cada vez que hemos vuelto a la Madre Patria, visitamos Getafe. La familia que allí
dejamos ha ido desapareciendo por la inclemencia de los años.
Hoy solo queremos hacer justicia y rendirles homenaje de recordación y cariño, a
través de Getafe, a todos los españoles que acogieron al pueblo cubano de aquellos
primeros años de exilio, forzados a abandonar la Patria y la familia huyendo del
marxismo en busca de libertad.
Diego Quiros, Sr.