COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO
ENTRE LA VERDAD Y EL AMOR; ¡SOMOS!
(Podemos trascender la realidad material y debemos fraternizar el mundo)
Son demasiados los nudos que nos anudan a la falsedad.
Tenemos que desatarnos de ellos y anidar menos apariencia.
Y, en todo caso, si hemos de atarnos que lo sea al alma
para sentirnos corazón, y reconocernos en el pulso de la vida.
No vale la pena ser coraza entre las flores del camino.
Despojémonos de adornos que adoramos ciegamente.
Abramos los ojos a un vivir hacia dentro y desde fuera.
Pensemos que soy uno más junto a todos y también junto a mí.
Recuerda que con los ojos del alma todo se abre al amor.
A un amor libre de toda culpa, redimido de cadenas.
A un amor puro, que perdona con amor y con amor corrige.
A un amor sin medida por el que no pasa el tiempo.
Olvida amores que se deshojan al mirarlos porque sí.
El amor no es flor de un día, permanece en la mirada.
Puede con todo, lo domina todo y también nos domina.
También lo da todo e inspira los más níveos poemas.
Nos ensimisma que nos amen cuánto más mejor.
Somos así, más que un mero instinto, un amor.
Y aún como amor no hemos descubierto el querer.
Querer que es, sobre todo vivir y dejar vivir, comprender.
No hay mayor mentira que el amor mal correspondido.
No hay mayor mentira que una vida mal entendida.
No hay mayor mentira que una verdad mal comprendida.
Con la mentira el mismo Caín trató de ocultar su crimen.
La verdad como el amor puede taparse, pero no ocultarse.
La verdad como el amor es lo que es, y es lo que nos mueve.
Como el amor, la verdad, es el sol que nos conmueve.
Como el amor, la verdad, es lo que nos hace florecer.
Florecer hasta cuajarse el fruto de las alas del cielo.
Porque al fin, vivimos mientras buscamos el horizonte,
donde dejarnos enternecer, pues aunque nacemos llorando,
fenecemos en un río de paz y en un mar de sueños nos vamos.
Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
21 de octubre de 2013.-