Argumentos desviados
P. Fernando Pascual
19-10-2013
Llega a nosotros un tema actual y “candente”. Empiezan las opiniones, unas más pensadas, otras quizá
sencillas y emotivas, otras débiles, otras engañosas. La discusión ya está en marcha. Y en las
discusiones, no pocas veces aparecen cientos de argumentos desviados.
¿En qué consisten los argumentos desviados? En ideas y contribuciones que no van al fondo del
asunto, sino que giran y giran en torno a aspectos marginales, sobre todo a ataques contra las personas
o los grupos.
Por ejemplo, se habla del aborto. Argumentos en contra, argumentos a favor. En seguida, la discusión
empieza a desviarse con críticas al “adversario”, a sus posibles “malos amigos”, a consecuencias
supuestas y tergiversadas, a manipulaciones sobre lo afirmado... El centro del tema, la pregunta sobre
cómo valorar la eliminación de un hijo antes de nacer, queda así perdido entre una tormenta de arena.
Los argumentos desviados entorpecen el diálogo. No es fácil llevar bien la discusión con quien
manipula las ideas, quien hace decir al otro lo que nunca dijo, quien etiqueta con adjetivos fáciles al
que piensa de otra manera (“eres un fascista”, “eres un comunista”, “eres un misógino”, etc.).
Por eso, una mente despierta y un corazón sensato sabrán descubrir los engaños y manipulaciones de
quienes usan argumentos desviados para atajar sus maniobras y para ir con seriedad al fondo de los
temas tratados. Sólo así será posible llevar adelante un diálogo constructivo, en el que brille ese deseo
ineliminable de muchos corazones humanos: encontrar aquellas verdades que permitan construir un
mundo un poco más justo y más bueno.