La beatificación en el Año de la fe
El arzobispo de Burgos recordaba que “la beatificaci￳n en el A￱o de la fe es
una ocasi￳n de gracia, bendici￳n y paz para la Iglesia”. Ha escrito una carta
pastoral con el título” Testigos de amor y de perd￳n”, en la que habla de los
mártires y se￱ala que “el martirio pertenece a la entra￱a misma de la fe
cristiana. Mártir fue Jesucristo, mártires fueron los apóstoles, muchos
obispos y no pocos papas de los primeros siglos, y mártires han sido, con
mucha frecuencia, los primeros evangelizadores y evangelizados de los
países donde se implantaba el cristianismo”.
Sin embargo, aclara que “la Iglesia no busca intencionadamente el martirio.
Más aún, desea que todos sus hijos puedan vivir en paz su fe y que ninguno
sea represaliado por tratar de vivir como discípulo de Jesucristo”. Sin
embargo, cuando se encuentra ante la alternativa de conservar la vida o
traicionar la fe, la Iglesia no duda en aceptar la muerte, antes que ser infiel
a su Fundador. No importan la edad ni las demás circunstancias. De hecho,
en la persecución española de pasado siglo, murieron sacerdotes y
religiosos en plena juventud, otros en la madurez de su vida, otros cuando
daban clase en un colegio de enseñanza o regían una diócesis como
obispos. Algunos fueron simples católicos practicantes.
“La Iglesia exige dos condiciones indispensables para declarar que alguno
de sus hijos es mártir: sufrir la muerte ‘por odio a la fe’ y ‘morir
perdonando’, como Cristo perdon￳ en la Cruz a quienes le estaban
matando”. De tal modo que, cuando existe la más mínima duda sobre
alguno de estos requisitos, la Iglesia no les incluye en su martirologio. La
Iglesia que peregrina en España es una Iglesia de mártires, pues –como ha
recordado la Conferencia Episcopal Española- ‘fueron muchos miles los que
entonces ofrecieron ese testimonio supremo de fidelidad’. Ahora, el
domingo 13 de este mismo mes, beatificará solemnemente en Tarragona a
más de quinientos.
Y concluía se￱alando que “a la luz de ambos testimonios no es difícil afirmar
con verdad que la beatificación del Año de la fe es una ocasión de gracia, de
bendición y de paz para la Iglesia y para toda la sociedad españolas, porque
vemos a los mártires como modelos de fe y, por tanto, de amor y de
perdón. Un amor y un perdón que tanto necesitan muchas personas de
nuestra patria”.
Jesús Domingo Martínez