Es el amor el que salva.
El domingo al mediodía el Santo Padre Francisco se asomó al balcón del Palacio
Apostólico Vaticano para el tradicional rezo del Ángelus, antes del cual dirigió una
reflexi￳n centrada en el evangelio dominical del Hijo Pr￳digo. Dijo que “solo el amor
llena los vacíos, los abismos negativos que el mal abre en el corazón y en la
historia”. Porque para Francisco, “Jesús es todo misericordia (y) cada uno de
nosotros es esa oveja perdida, esa moneda perdida, cada uno de nosotros es ese
hijo que ha desperdiciado su propia libertad siguiendo ídolos falsos, espejismos de
felicidad, y lo ha perdido todo”.
Porque para el Papa, “si en nuestro coraz￳n no hay misericordia, la alegría del
perdón, no estamos en comunión con Dios, incluso si observamos todos los
preceptos; porque es el amor el que salva, no la sola práctica de los preceptos. Es
el amor por Dios y por el prójimo lo que da cumplimiento a todos los
mandamientos”.
Finalmente, recomendó no vivir según la ley del `ojo por ojo, diente por diente`,
porque jamás se sale de la espiral del mal.
“El Maligno es astuto, y nos hace creer que con nuestra justicia humana podemos
salvarnos y salvar al mundo (cuando) el acto supremo de justicia es precisamente
también el acto supremo de misericordia”, ense￱￳ Francisco, quien en varios
momentos de su reflexión se salió del texto previsto, dándole calidez y cercanía a
sus palabras.
Antes de terminar, comprometi￳ a todos a rezar “por quienes estamos enojados y
que no queremos”. Invit￳ a pensar en “esa persona”, y cre￳ una pausa de silencio
durante la cual él y todos los oyentes rezaron por sus enemigos, con quienes pidió
tener misericordia siempre. Todo un ejemplo ¿No les parece?
Jesús Domingo Martínez