EL ÉXODO PRIMERA CONFESIÓN DE FE.
Padre Emilio Betancur Múnera
En el antiguo oriente los dioses que se preocupaban por los pobres pero al mismo
tiempo eran los mismos que mantenían incólume las estructuras sociales porque la
tierra debía ser reflejo del orden celestial.
Fue en Egipto donde se dio la primera revuelta de esclavos y enojo de los pobres
que requirió por parte de Yahvé la liberación llamado Éxodo, convirtiéndose este
hecho el más importante tema de confesión de fe en el Antiguo Testamento. Por
eso nos interesa tanto volver, en tiempos de paros y manifestaciones ahora
agrarias, después vendrán otras con diversos nombres, sobre el Éxodo para
contribuir a identificar nuestra presencia en medio de los pobres, a ejemplo de
Moisés el elegido, no para justificar con reflexiones piadosas la esclavitud en Egipto
sino para sacar a Israel al desierto porque con tantas esclavitudes que hirieron la
dignidad era imposible celebrar la vida.
El mensaje de Moisés al rey de Edom pidiéndole que permitiera el paso de Israel
hacia la tierra prometida es la memoria de fe histórica más antigua que tenemos de
Israel: “Nuestros padres bajaron a Egipto y habitamos en Egipto mucho tiempo.
Pero los egipcios nos trataron mal a nosotros igual que a nuestros padres.
Clamamos entonces a Yahve y escuchó nuestra voz: envió un ángel y nos sacó de
Egipto” (Núm. 20,15ss).Muy cortés Moisés diciendo que fue un ángel y no él.
Nuestro primer credo en la fe histórica se originó por problemas sociales como son
sociales los que padecen ahora los campesinos y otros conglomerados del país. Es
imposible hacer pastoral sin este credo de Israel si queremos que la fe sea histórica
y no una doctrina religiosa. Yahve en lugar de darles consejos piadosos para que
permanecieran en la esclavitud de Egipto “los sac￳ de la esclavitud”. No basta con
aconsejar hay que sacar del sufrimiento. De ahí la expresi￳n “opci￳n por los
pobres”.
La miseria de Israel en Egipto se explicaba por la explotación económica y la
degradación social, la misma explicación de los paros agrarios, marcha de
campesinos, cacerolazos, bloqueo en el Catatumbo, cafeteros, maestros,
estudiantes e instituciones que carecen de una adecuada reforma educativa, justicia
politizada, un gobierno, nacional, departamental o municipal y fuerzas del orden
con un diagnóstico exclusivamente político y de seguridad, que no alcanza a dar
razón por las causas de lo que está ocurriendo. A diagnósticos mal hechos
soluciones incompletas y nuevos paros por promesas incumplidas.
En Egipto, como entre nosotros, los faraones iban mejorando cosas puntuales pero
no cambiaban las causas de lo que no funcionaba. Su ventaja era no contar con
encuestas de favorabilidad porque de lo contrario el éxodo hubiera ocurrido antes.
De la presencia de Dios en la historia de Israel y en la nuestra surge el festival de la
Alianza lo que hubiera sido imposible en la esclavitud. La alianza comprende los
deberes para con Dios, la fe (primera tabla); y los deberes con los hermanos, la
justicia, (segunda tabla). La inseparabilidad de las dos tablas constituye la
identidad de Israel como pueblo de Dios. Acerca de la Alianza está todo el mensaje
profético y buena parte del sapiencial. Por ello todas las realidades de la fe son una
realización o negación, plenitud o limitación, esperanza o frustración del Éxodo, y
es a su vez el sentido del Éxodo lo que hoy continúa siendo interpelante de
nuestras situaciones sociales y exigencia de nuestra presencia en ellas. Si se trata
del Éxodo como hecho histórico no puede referirse solo a éxodos particulares o de
espiritualidad subjetiva: salir de los vicios, los orgullos, las envidias, egoísmos,
malos pensamientos o celos. El Éxodo tiene un marco social y político bien definido:
“Te saqué de la tierra de Egipto tierra de esclavos” y te saco de la esclavitud,
ahora. No se trata sólo de saber mucha historia sobre el Éxodo para mejorar la
exégesis sino de agregarle mucho historia actual al Éxodo para implementarlo con
profetas y desplazados, víctimas y victimarios, violencia y paz, represión y diálogos,
políticos y campesinos, y todos cuantos representamos a Moisés en nombre de
Yahvé. Alguien decía que el cristianismo, la Iglesia, no era la misma cuando se
convertía en una religión de Éxodo.
Jesús mismo siempre estuvo en Éxodo con sus discípulos para sacar a Israel de sus
esclavitudes y presentarle un camino alternativo en su persona y una nueva
comunidad (sociedad) que fuera más humana por ser digna y ampliar la creación.
Jesús, perseguido y desplazado en Belén, acosado en Galilea, arrojado de Nazaret,
hostigado en Judea, rechazado en Samaria; vivía en constante mudanza y
desarraigo; y desde entonces la vida cristiana se ha comprendido como un éxodo
para seguir a Jesús en comunidad.
¿QUÉ DECIR DE MOISÉS?
Que salió de Egipto no una vez sino dos veces. La primera salida lo hizo solo, pero
Yahvé le mandó retornar para salir de nuevo llevando consigo a sus hermanos. Este
segundo viaje no tendrá retorno pero será el verdadero Éxodo que culmine un día
en la Tierra Prometida, sin Moisés. A nosotros nos corresponde como a Moisés
concentrar la gente para una marcha en común, que sale de Egipto para ser pueblo
de Dios en la nueva Alianza que es en Jesucristo en comunidad y la comunidad en
Jesucristo.
No fue por voluntad política de iglesia sino la misión de Dios en Jesucristo lo que
desde la experiencia hist￳rica del éxodo qued￳ inserto en nuestra fe “la opci￳n por
los pobres” No podemos caminar sin ellos, ni físicamente ya que cada uno necesita
la ayuda de los demás, ni tampoco moralmente ya que cada uno está obligado a
servir a los pobres como a nosotros mismos. Somos lo que somos porque
formamos parte de una Comunidad llamada Iglesia cuya misión parte del servicio y
acompañamiento a los pobres. Esta es la razón para ser espiritualmente semitas
porque seguimos recorriendo juntos el camino del Éxodo, el camino de la libertad
que Yahve hizo con Israel y con Moisés al servicio de los pobres de Israel.
¿Para qué llegar solos a la Tierra Prometida con nuestro corazón y con él mucha
gente se nos está quedando en Egipto? Aún más, individualmente ni nosotros
mismos vamos a llegar, porque se nos están quedando muchos regados por el
camino.
¿DÓNDE ESTA EGIPTO?
El Éxodo nos dejó la impronta de que para caminar hay que abandonar muchas
cosas que esclavizan. Seguimos arrastrando servidumbres egipcias con etiquetas
Colombianas. Egipto es el Estado que quiere mantener en la pobreza al campo,
Egipto es la pobreza de no tener con quien hablar, ni que el interlocutor acepte que
hay una verdad diferente a sus mentiras, Egipto es satanizar presencias y razones
que se utilizan después para judicializar. De Egipto nos quedó el lastre de llamar
“patriotismo” lo que es miedo e inercia, prudencia a la inhibici￳n y moderaci￳n a la
mediocridad. En síntesis, Egipto es nuestra resistencia a salir de Egipto, Egipto es la
nostalgia de Egipto, las secuelas que nos mantienen apegados a la comida de la
esclavitud. La comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón diciendo
“¡Ojala hubiéramos muerto en manos del Se￱or en Egipto, cuando nos juntábamos
junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este
desierto para matar de hambre a esta comunidad” (Ex16, 3)
Salieron de Egipto y acamparon en Canaán, de allí fueron al exilio retornando a
Jerusalén, salieron de Jerusalén y acamparon en Antioquía, dejaron a Antioquía
para llegar a Roma, de Roma se acercaron a nosotros deteniéndose en España para
llegar más tarde aquí; y el Éxodo debe continuar para rescatar a los pobres del
faraón de turno.