De Wimblendon a Medjugorje
La confesión que cambió a una tenista
José Martínez Colín
1) Para saber
Un articulista llamado Antonio Gaspari relata el difícil camino que
tuvo que seguir una mujer para superar los obstáculos. En ella
parecían inspirarse las palabras de la abuela del protagonista de la
película "Bella", Eduardo Verástegui, “Si quieres hacer reír al Señor
cuéntale lo proyectos del hombre”.
Se trata de Mara Santangelo, una tenista italiana, con talento y
determinada, pero que tuvo que sobreponerse muchas dificultades. Un
problema era que había nacido sufriendo una leve malformación en los
pies que le hacían sufrir al jugar.
2) Para pensar
El 22 de junio del 2005 Mara estuvo a punto de realizar el sueño
de su vida: jugar en Wimblendon, el campeonato mundial de tenis y
ganar contra una de las jugadoras más fuertes: la estadounidense
Serena Williams. Sin embargo, en el mejor momento, después de
haber ganado el primer set, los dolores en el pie izquierdo se hicieron
insoportables. Al ir a revisarse los pies los encuentra bañados de
sangre. Aunque estoicamente volvió al campo, ya no pudo hacer nada
por los fuertes dolores.
Se enfadó con el Señor porque parecía que la había abandonado
precisamente en el momento más importante de su vida. Se puso de
un humor imposible, no dejaba de renegar y lamentarse.
Mara había prometido a su madre que llegaría a Wimbledon y se
convertiría en una campeona. Aunque jugaba desde niña, además de
sus dolencias, tuvo que superar la separación de sus padres.
Asimismo, su querida madre murió en un accidente de tráfico, cuando
ella tenía solo 16 años.
No obstante, Mara va adelante y en el 2006, junto con sus
compañeras italianas conquistan por primera vez para Italia la Copa
del Mundo.
Mara ha ganado cuatro veces contra las primeras diez del
ranking mundial, cuenta con 9 torneos vencidos en individual y 23 en
dobles.
3) Para vivir
Mara nos da un ejemplo de fe y fortaleza. No obstante su
capacidad de resistir al dolor, en el 2009 tuvo que rendirse, pues le
diagnostican un Neuroma que le impedía jugar a nivel profesional.
Mara escribió un libro que tituló "Te lo prometo. La fuerza de la
fe, el valor de levantarse". Donde relata lo difícil que fue dejar el tenis,
pero gracias a ello pudo estar en otro partido, el más difícil de su vida,
en que no se trataba de un set o un juego: “En el camino de la fe".
Al no poder librarse de los tormentos de no tener a su madre y
de sus dolencias, decidió ir al santuario de la Virgen de Medjugorge.
Apenas era capaz de "hacer la señal de la cruz y levemente recordaba
el Ave María". Después de muchos años decidió confesarse. Y aunque
tenía miedo, se dijo: "Jesús entenderá mis fragilidades. Fuerza
Maretta!, peor que Williams este sacerdote no podrá ser nunca".
Después de arrodillarse confiesa todo… Se siente amada,
entendida, escuchada y le invade una serenidad como nunca.
A partir de entonces fue el inicio de una nueva vida y comienza a
hacer asistencia a otros. Afirma: "¡Qué felicidad ser útil al prójimo!
¡Qué alegría acoger con amor! Nuestra existencia no es nada sin amor,
sin un corazón dispuesto a donar, a amar y ser amado… El verdadero
renacimiento espiritual está en entender que a través de ti, otros
pueden ver una luz que va más allá de tu persona, más allá de la carne
y la materia; la luz resplandeciente de Cristo".
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