En tus manos me pongo
El sendero se hace estrecho y eterno, no se ve el fin,un sopor embriaga el alma,
tiñe de negros nubarrones la existencia.
Pero en medio de ese horror estas tú,y luce una brillante luz que lo ilumina todo y
hace día la noche,cambiándolo todo.
La fe debe ser ese baluarte que sobresalga sobre los problemas, sobre ese caos del
mundo, aquello que nos ayude, nos guíe y nos empuje en la cotidianidad diaria.
Nuestra vida basada en ella debe hacernos sobrevivir a cualquier cosa.
La vida no es nuestra, es de Dios, nos fue prestada para el servicio de los demás.
Cada cual somos imagen viva de El, somos el amor personificado.
La fe no es una palabra abstracta, es una vivencia de nuestro interior que nos
impulsa a tener confianza sin saber porque, sin certeza. Pero esta fe hay que
alimentarla con la oración, con las buenas obras, con el amor hacia los demás,
“todo aquello que le hicisteis a uno de mis hermanos a mi me lo hicisteis”,
entonces el alma encuentra el paraíso en la tierra, la felicidad y la paz.
Quien dice no conocer a Dios se engaña, pues en lo mas secreto de nuestros
corazones esta grabado con el suave fuego del amor, de un amor que nos llena y
nos abraza con la ternura de un padre.
La vida esta vacía si la vivimos para nosotros, y en nuestro beneficio, solo cuando
nos olvidamos de nuestros problemas y nos volcamos en el prójimo esa vida tendrá
un significado.
El mundo actual vive deprisa, va y viene, corre, siempre corre,¿ a donde?,vaga sin
sentido buscando un bienestar que no encuentra, ¿porque?, olvida el gran
significado de ella, el amor, el verdadero, el desinteresado, el que no se deja llevar
por los intereses mundanos ni el poder.
Abraham creyó contra toda evidencia, Moisés llevo al pueblo de Israel a través del
desierto durante cuarenta años en busca de la tierra prometida, los israelitas
esperaron al Mesías y en el creyeron, creyeron en virtud d ella fe de su palabra, de
sus obras, de su muerte.
Que paz experimentamos cuando nos dejemos guiar por la fe, ”en tus manos me
pongo”, oramos con largas palabras y disertaciones, solo hace falta una frase “en
tus manos me pongo”.
La fe, es el paraíso que nos acoge en el dolor, los brazos que nos abrazan en el
sueño. ¿ y tú?.¿no quieres experimentar esa paz?.
Josefina F. Jiménez Laguna