ME LLAMA LA ATENCIÓN
Desde la aparición del Papa Francisco, parecería, como que una ráfaga de
aire nuevo entró en la Iglesia.
Personas que no tienen una participación en la misma la miran con otros
ojos.
Personas que están involucradas con ella sienten la oportunidad de los
necesarios cambios.
La persona del Papa es mirada con atención por todos los medios.
Me llama la atención la inmensa carga de esperanza que se deposita sobre
sus hombros.
Existía una gran necesidad de cambios y la misma se encontraba como en
estado germinal dentro de muchos.
Claro que, sobradamente lo sé, existen muchos que desean cambios que no
son otra cosa que un poner una acelerada marcha atrás.
Resulta un imposible pretender o soñar que todos desean o buscan los
cambios en una misma dirección.
Pero, también, sé que es imposible pretender que todos los cambios se
realicen por obra de una sola persona.
Podrá tener toda la mejor buena voluntad del mundo pero si no encuentra
personas que le ayuden a dar forma a su buena voluntad resulta imposible
que la misma adquiera realidad.
Lograr una Iglesia creíble y confiable no es tarea de una sola persona.
Lograr una Iglesia posicionada en el hoy no es responsabilidad exclusiva del
Papa.
No resulta sencillo dar esos pasos necesarios cuando no todos están
mirando en una misma dirección.
Hoy en día existen algunos grupos cristianos, dentro de la Iglesia, que
apoyan un cristianismo dirigido y no están muy dispuestos a escuchar voces
que digan de pasos en libertad.
Hoy en día existen grupos cristianos, dentro de la Iglesia, que apoyan todo
lo que suene a ritualismo y no están muy dispuestos a escuchar voces que
digan de pasos con creatividad.
Hoy en día existen grupos cristianos, dentro de la Iglesia, que son
renuentes a cualquier tipo de cambio ya que están muy cómodos en lo que
hoy se vive.
Hoy en día, dentro de la Iglesia existen grupos que están muy aferrados a
sus ambiciones personales de poder.
Sin duda que han de existir algunos grupos que han de mirar con mucha
desconfianza cada uno de los pasos del Papa Francisco.
Sin duda que la actitud de muchos ante la designación del nuevo Papa nos
está haciendo saber de la necesidad de aire nuevo.
No podemos pretender que sea él el único que abra las ventanas para una
brisa nueva nos invada.
Todos debemos animarnos a abrir las ventanas de nuestro cristianismo para
dejar que los cambios lleguen a todos.
No debemos tener miedo de dar pasos en pos de una actualización que nos
haga más fieles a lo de Jesucristo.
Lo conocido, aunque no sea muy convincente, no puede ser más seguro y
cómodo que el espíritu de búsqueda que debe animar nuestro ser de
cristianos.
Como Iglesia no podemos limitarnos a esperar de la máxima jerarquía
puesto que todos debemos sabernos responsables de ella y su fidelidad.
Cada uno en su respectivo lugar debe unirse a este aire nuevo que está
llegando con tanta sencillez desde el Papa Francisco.
Aunque, en cierta medida, lo suyo sea un complicarnos porque una
invitación a salir de lo ya establecido, debemos prestar nuestra fuerza para
ser fieles a Jesucristo en la realidad de hoy.
Todos debemos animarnos a dar pasos pequeños que muestren estamos a
favor de los cambios necesarios.
No podemos dejarlo solo.
Rezar por él es una necesidad pero no podemos limitarnos a ello.
Debemos hacer algo para que lo suyo sea mucho más que un llamado de
atención.
Padre Martín Ponce de León SDB