"¡Señor, tenemos que conquistar el mundo!"
Primero fue la petición a los sacerdotes de que salieran fuera. Después el olor a
oveja de los pastores. Ahora el papa Francisco recuerda que hay que conquistar al
que se ha apartado de la Iglesia, no para ganarle, sino porque este camino es el
mejor. Por eso, en medio del relativismo más absoluto, el papa Francisco recordó
que hay que ir "hasta los confines del mundo, no sólo en Jerusalén o en Galilea... El
horizonte es grande y, como se puede ver, éste es el carácter de la misión de la
Iglesia que va adelante con esta predicación: a todos, a todo el mundo. Pero no va
adelante sola: va con Jesús... El Señor trabaja con los que predican el Evangelio".
De la predicación, el papa también ha apuntado diversas cuestiones: "La humildad,
el servicio, la caridad, el amor fraternal... Pero ¡Señor tenemos que conquistar el
mundo! Esa palabra "conquistar" - ha dicho- no está bien. Tenemos que predicar al
mundo. El cristiano no puede ser como los soldados que cuando ganan la batalla
arrasan todo... El cristiano anuncia el evangelio con su testimonio más que con las
palabras y con una doble disposición: un ánimo grande que no se asusta de las
cosas grandes, de caminar hacia horizontes inmensos y la humildad de tener en
cuenta las pequeñas cosas". Ahora queda que cada uno de nosotros sepa
interpretar ese "¡Señor, tenemos que conquistar el mundo!".
Jesús Domingo Martínez