De menos del uno al dieciséis por ciento
Las cifras hablan por sí solas. En 1910, el número de católicos en África
(1.220.000) era menos del 1% del total en todo el mundo. Un siglo después, en
2010, la cifra se había elevado hasta alcanzar los 171.480.000 (el 16% de los
católicos en todo el mundo). Los datos, del World Christian Database, recogidos por
el Pew Research Center, dan forma a una realidad que cada vez puede ser menos
ignorada.
Pero el extraordinario aumento que ha experimentado la fe católica no está exento
de problemas. Son muchos los retos que acechan a una Iglesia que encuentra a
uno de sus principales enemigos en su propia casa y en muchas ocasiones tiene
que pelear el terreno con la miríada de grupos cristianos (principalmente
evangélicos) y sectas que desde hace una década han invadido África de costa a
costa.
Más allá de las amenazas que acechan, África cuenta con un valor añadido frente al
resto del mundo: su joven poblaci￳n. “África es muy joven”, dice sin titubeos
Crisanto-Ebang, que explica que “el 80% de los jesuitas en Camerún tiene menos
de 40 a￱os”. Una poblaci￳n joven que, sin embargo, está cada vez más expuesta a
la cultura occidental, gracias a las nuevas tecnologías y que reclama soluciones
desde la fe para la pobreza, el desempleo, la planificación familiar, las
enfermedades de transmisión sexual e incluso para la poligamia, arraigada en
muchos países africanos.
Pero, a largo plazo, en un continente dominado por la desigualdad y la injusticia
social, la Iglesia cat￳lica tiene que asegurarse de que “su mensaje de salvaci￳n y
esperanza siga siendo relevante y creíble”, y que no puede dejar de referirse a la
pobreza, el sida, el hambre, las injusticias y la guerra.
Jesús Domingo Martínez